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ANALISTAS

Estados Unidos: ¿nación niñera?

sábado, 8 de septiembre de 2012
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Con los datos publicados recientemente donde más personas dependen de programas básicos de alimentos, llegando a niveles record, ¿es otro ejemplo de que la primera economía del mundo va en camino de convertirse en un estado niñera?

Son 46 millones

Uno de cada siete depende de cupones de alimentos para comprar algo básico como es la comida según reportó el Departamento de Agricultura recientemente. Son más de US$70.000 millones en gasto anual en este programa público para que personas que viven en una casa con cuatro miembros con  un ingreso mensual menor a US$2.422 sean elegibles a US$668 mensuales en cupones de alimentos o US$167 por persona. Cerca de 47% de los beneficiarios son niños y 8% son personas mayores.

Sin cuestionar el programa, que ayuda al pobre y sin olvidar que hay gente afectada por la situación laboral que necesita una mano - en recesiones aumenta la demanda de ayuda-, pregunto: ¿este crecimiento es consecuencia temporal o parte de un patrón público que refleja una creciente dependencia de subsidios gubernamentales?  Vamos con algunos números.

¿Es un patrón?

Mientras que en 1980 30% de los estadounidenses vivían en una familia recibiendo algún tipo de ayuda gubernamental, ahora esa cifra es cercana a 50%. La mitad de la población recibe dinero o transferencias del gobierno.

Mientras en 1960, 28% de los gastos del gobierno eran para programas de servicio social, 52% en defensa nacional y lo demás para administración de la cosa pública y pago de interés de la deuda. En 2011 se revirtió la situación: 67% se desvían a los programas sociales y casi 20% a defensa. Crecimiento de casi 8% anual. Esto es por encima de la inflación anual, que ha sido 2-3%, y del crecimiento de la población anual, que ronda el 1-2%.

¿Hacia donde van los dos de cada tres dólares que se gastan? Los US$2,4 billones se van para manejar básicamente seis programas que cubren pobreza, personas de la tercera edad, estatus de empleo y veteranos.

Se crean dos problemas.

El problema no está en que el gobierno cumpla ciertas funciones, entre ellas ayudar a los más necesitados. El problema está cuando el gobierno tiene que dedicar mayor atención y recursos para la transferencia publica de dinero y menos a inversión en infraestructura, educación, seguridad, administración de la justicia o atacar la corrupción. Importante para mantener un estado de derecho y el ambiente propicio para la innovación, creación de negocios y empleos.

Este cambio de prioridades, nos presenta dos serios problemas:

Cultural y moral: los valores de autosuficiencia y responsabilidad individual donde cada uno tiene que primero autovalerse y hacerse cargo de su bienestar, el de su familia y de la comunidad en la que vive y usar el gobierno como un tanque de oxigeno temporal después de no existir otra opción, da paso a una cultura de dependencia excesiva donde la ayuda temporal se hace una obligación. Ese apetito por más beneficios pone la responsabilidad en otros para que paguen por ellos. El 50% de los que declaran planilla de impuestos, no pagan impuestos. Más personas pagan menos y los beneficios siguen aumentando poniendo la carga en futuras generaciones que tienen que aceptar la creciente factura.

Económicamente insostenible. Ambos partidos han contribuido al estado fiscal actual. Y esta práctica bipartidista ha puesto las finanzas públicas en una trayectoria insostenible. Mientras el gasto público federal histórico ha sido de 18% del PIB, actualmente está en 24%. La comisión bipartidista Bowles-Simpson creada en el 2010 por el presidente Obama lo dijo en un lenguaje simple e inequívoco: “la nación está en un camino fiscal insostenible”.

Estados Unidos es una sociedad rica. Ha gozado de la confianza en el dólar como principal reserva mundial. Pero, aunque tiene el derecho de usar los recursos como mejor considere, que no crea que el mundo va a sostener el creciente estado niñera eternamente.

El abuso tiene un costo, muchas veces, irreversible.

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