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ANALISTAS

Crisis en la industria colombiana

viernes, 12 de julio de 2013
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En el saludable debate entre el destacado profesor de la Universidad de Columbia, José Antonio Ocampo, y el ministro de Comercio, Industria y Turismo, Sergio Díaz-Granados, considero de mayor peso las razones de Ocampo que las de Díaz-Granados.

Como bien lo señala Ocampo, “en el país hay un proceso de desindustrialización desde hace 30 años. Lo que está ocurriendo es que muchas empresas industriales prefieren utilizar la red de comercialización que ya tienen y destinarla a importar”.

Y continúa Ocampo,  padecemos una fiebre de 40 grados causada por la Enfermedad Holandesa, mezcla de tres factores: 1. Apreciación o revaluación del peso colombiano. 2. Indigestión de TLC, de muchos de ellos no sabemos qué impacto vamos a recibir. 3. En las políticas industriales no se perfila una estrategia productiva para exportar.

Sobre los efectos devastadores de la apreciación o revaluación del peso sobre la industria y el empleo nacionales no responde nada el ministro Díaz-Granados, parece estar muy satisfecho con la insuficiente devaluación del peso colombiano conocida como “dólar Cárdenas”.

No vacilo en reconocer las medidas del gobierno Santos en favor de la industria: los $600.000 millones de ahorros en los costos de energía industrial, la eliminación de los impuestos parafiscales, la Ley Anticontrabando y el Plan de Impulso a la Prosperidad y el Empleo –Pipe- para sacar de su postración a un sector que pesa solo el 15% del PIB, el cual debería pesar cerca del 25% del PIB. Sin tasa de cambio para exportar y para defender la producción nacional modestos serán los efectos de las medidas aludidas.  

Afirma luego Díaz-Granados que “El país no está firmando TLC a la topa tolondra, sino que obedece a una estrategia que está trazada por el Consejo Superior de Comercio Exterior”.  Y agrega para terminar: “De enero a abril, las exportaciones industriales crecieron 9,9%. Revise a dónde fueron. El 80% de esas exportaciones industriales se hicieron amparadas en acuerdos comerciales”.

Señor Ministro, las estrategias trazadas por el Consejo Superior de Comercio Exterior no son garantía de éxito a mediano y menos aún a largo plazo. Los buenos resultados que usted invoca de enero a abril bien pueden tornarse negativos en los meses venideros. “Quien marcha despacio llega muy lejos” afirma el refrán popular.

Los problemas futuros de los exagerados TLC firmados tras el espejismo de asegurar los accesos preferenciales a 1.400 millones de consumidores del mundo, localizados según nos informó usted mismo en 53 países, no serán fácilmente administrables por Colombia, país con la peor reputación de América Latina, de acuerdo con el Reputation Institute.

Infantil pensar que gobiernos incompetentes podrán evitar los efectos negativos sobre nuestra industria y agro de las tasas de cambio manipuladas, de los subsidios agrícolas de los países ricos, del lavado de dólares del narcotráfico y del contrabando por nuestras aduanas corruptas.

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