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INTERNET ECONOMY

Revolución tecnológica, colaboración y no prohibición

viernes, 26 de agosto de 2016
Foto: 123RF
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Paola Restrepo

Hace 200 años se vivió la primera revolución industrial, la mecánica, y posteriormente, medio siglo después, la segunda revolución, la energética, con la consolidación del petróleo como eje de desarrollo. Luego, pasado casi un siglo, la tercera, la informática, que transformó las fronteras de nuestro mundo, y hoy, 50 años después, entramos en una nueva, la cuarta, ¿la telebiótica?. 

La innovación y las transformaciones que trae consigo van siempre varios pasos adelante de nuestra capacidad colectiva para acogerlas y lograr un equilibrio entre lo que era y lo que será. En ese sentido, actualmente en el mundo se viven cambios serios y vertiginosos en las formas de producción, consumo y empleo, incluso sobre los conceptos de propiedad y activos estratégicos en la economía. 

Plataformas digitales como Uber son solo una muestra de lo que hoy sucede en el mundo como preámbulo a lo que será el asentamiento de la economía digital. Otras como Airbnb, Facebook, Netflix, Nubelo en sectores tan disimiles como la hotelería, redes sociales y teletrabajo, vienen mostrando su impacto en el desarrollo del sector inmobiliario, marketing y opinión pública, entretenimiento y empleo. 

La app móvil de transporte alcanzó los 2.000 millones de viajes el 18 de junio pasado, seis meses después de alcanzar sus 1.000 millones de servicios, lo que además nos deja ver su ritmo de penetración en el mercado y aceptación por la ciudadanía.  Por su parte, Airbnb ha logrado incluso llegar a Cuba y obtener un crecimiento acelerado mayor del experimentado por las cadenas hoteleras y las firmas de turismo que operan después de los acuerdos entre las isla y EE.UU. 

El problema social

Es claro que estas nuevas formas de negocio, como muchas otras que tienen que ver con la economía colaborativa y con la innovación tecnológica, se ven como una amenaza por miles de personas que como empresarios o trabajadores dependen de modelos tradicionales de desarrollar y hacer negocios. 

Este escenario de rechazo social de ciertos sectores hacia las innovaciones que les representan competencia es recurrente en cada revolución industrial, pero la actual, evidente ya en muchos países, tan profunda como la desarrollada hace 200 años, está enfrentando desafíos como en ese entonces, cuando hubo quema de máquinas, huelgas, bloqueos y mucha tensión social. Pero algo debemos haber aprendido de aquello y el conocimiento de la historia debe ser hoy una ventaja para enfrentar los desafíos que se nos presentan en la actual transformación.

Expertos del MIT y de Silicon Valley lo resumen así: “Una explicación más plausible es que esté resultando difícil convertir las recién desarrolladas tecnologías digitales en cambios importantes en los principales sectores de la economía, como la atención sanitaria, la fabricación y el transporte.”. Y esta realidad global en Colombia implica que necesitamos trabajo en equipo entre los tomadores de decisiones públicos y privados para entender cómo legislar, medir, seguir y grabar los nuevos negocios para que sumen al conjunto total de la sociedad.

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