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INFRAESTRUCTURA

La importancia de un Plan maestro de infraestructura vial

jueves, 19 de febrero de 2015
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Julián Cardona Franco

El sector de infraestructura de transporte de Colombia ha vivido procesos de diagnóstico y quizás hoy se encuentra “sobrediagnosticado”, pues el sinnúmero de estudios, foros académicos, misiones y eventos técnicos, entre otros, han analizado y evaluado las debilidades del sector transporte en Colombia sin dar una solución efectiva al problema.

Un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en 2014, indicó que en el contexto latinoamericano, “el rezago de Colombia es significativo”, ya que solo el 20% de los 142.000 km de las carreteras está pavimentado.

Comparada con países cercanos como Chile, Ecuador o Perú, la infraestructura de Colombia pierde cada año la oportunidad de que su economía crezca a niveles superiores a 4,2%.

Los 15 años de atraso en la infraestructura del país contrasta con la firma de los 16 Tratados de Libre Comercio (TLC) que han buscado impulsar el desarrollo de la economía, mejorar la conectividad entre el campo y los puertos de exportación, generar mayores oportunidades para la industria nacional y, de esta manera, mejorar la calidad de vida de los colombianos.

Sin embargo, apenas ahora la infraestructura comienza a ser el verdadero pilar de la economía para pasar del rezago a la competitividad.  Colombia hoy cuenta con una oportunidad histórica gracias a que existe la voluntad política del Estado de impulsar la infraestructura del país.

Recientemente, Aciem presentó al ministerio de Transporte el documento ‘Recomendaciones para un Plan Nacional de Infraestructura de Transporte - PNIT’, que destaca los siguientes aspectos:

Primero, un Plan Maestro de Transporte debe tener una proyección de largo plazo. Para ello, se recomienda planear todos los proyectos a realizar en los siguientes 30 años (Ejemplo, 2015-2045). Los proyectos se deben desarrollar pensando en el beneficio a largo plazo y no en soluciones inmediatas.

Segundo, el plan debe incluir el desarrollo de la infraestructura física y logística de todos los modos (carretero, férreo, fluvial, marítimo, aéreo, no motorizado, no convencionales). Asimismo, debe contemplar el multimodalismo e integración de los distintos modos de transporte.

Tercero, un Plan de Transporte debe estar en sintonía con otros planes de igual o mayor magnitud, como ambientales, de uso del suelo y económicos.

Cuarto, se debe incluir la participación de los distintos actores (públicos, privados, comunidad) en la estructuración del plan, mediante aportes, sugerencias y opiniones.

Quinto, se debe considerar que las decisiones y finanzas de largo plazo deben primar antes que las de corto plazo. Por esta razón, el plan debe contar con respaldo normativo,

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