Qué pasará cuando dé comienzo el cónclave

El origen del cónclave (del latín, "lo que se encierra bajo llave") entre cardenales tiene su origen en 1216, cuando el emperador Federico II encerró al cuerpo cardenalicio y no les permitió salir hasta que se hubieran puesto de acuerdo para elegir a un sucesor de Pedro. Mañana se repetirá la historia para elegir al papa número 266 después de la renuncia de Benedicto XVI.

Un proceso con una ceremonia ancestral

La ceremonia comenzará por la mañana con una solemne misa votiva "Pro eligendo pontificem" presidida por el Cardenal Decano, en la que se pide a Dios que ilumine las mentes de los electores. Ya por la tarde, los cardenales, reunidos en la Capilla Paulina, se encaminan en procesión solemne a la Capilla Sixtina. Una vez allí cantando los electores entonan a coro el "Veni Creator", oración con la que se invoca al Espíritu Santo, y proceden a prestar juramento solemne de guardar las normas que rigen el Cónclave, la principal mantener el secreto de todo cuanto se refiera a la elección del nuevo Pontífice.

Una vez prestado el juramento, conjunto e individual, el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias da la solemne orden de "Extra omnes!" (¡Fuera todos!), indicando que en ese momento comienza realmente el cónclave y que todos, a excepción de los 115 cardenales electores, deben salir fuera.

Organización y fases del cónclave

Aunque cada día habrá dos sesiones (mañana y tarde) con dos votaciones en cada una (salvo resultado positivo en la primera) mañana martes sólo tendrá lugar la de tarde.

Preescrutinio: Sería la fase de preparación de las votaciones en sí. El cardenal diácono extrae por sorteo público los nombres de tres escrutadores, tres enfermeros y tres revisores. Se distribuyen entre los electores dos papeletas de forma rectangular, que llevan impresa la frase: "Eligo in Summum Pontificem" y debajo un espacio en blanco para poner a mano el nombre del elegido.

Escrutinio: Se inicia cuando cada cardenal habiendo doblado dos veces su papeleta de voto, la lleva en alto hasta el altar donde se ha colocado una urna cubierta con un plato para recoger los votos. Al introducir su papeleta el cardenal jura: "Pongo por testigo a Cristo Señor, el cual me juzgará, que doy mi voto a quien, en presencia de Dios, creo que debe ser elegido". Si un cardenal anciano no puede acercarse hasta el altar, un escrutador se acerca a él, recoge su juramento y su voto. Si su enfermedad le obliga a permanecer en la Casa de Santa Marta, es cuando entran en juego los tres enfermeros, que van a recoger su voto.

Post-escrutinio: Lo realizan los tres cardenales escrutadores, contabilizando delante de todos los electores los votos recogidos que se van apuntando en una relación, mientras que los votos contabilizados se van cosiendo con aguja e hilo para mantenerlos unidos. A continuación, los tres revisores supervisan las notas de los escrutadores y los votos. Si ninguno de los candidatos obtiene la mayoría de dos tercios, concluida cada sesión (dos votaciones) se queman en una estufa las papeletas de los votos junto con las notas de los escrutadores.

Bomberos del Vaticano colocan la chimenea de la que saldrá la fumata durante el cónclave.

Fumatas

Las estrellas del escenario son, desde ese momento, las dos estufas de hierro colado que servirán para quemar las papeletas de las votaciones, una, y para acelerar el proceso de ignición, la otra, con la consiguiente expulsión del humo del color requerido. Si los papeles se queman junto con paja húmeda, producen humo negro. Si las papeletas se queman usando paja seca, el humo será de color blanco anunciando un nuevo pontífice.

Esa es la teoría, porque no siempre la química funciona. En el último cónclave se utilizó por primera vez una estufa auxiliar para favorecer la emisión de humo. Los resultados no fueron perfectos, porque la fumata blanca que anunciaba la elección de Benedicto XVI, empezó siendo claramente negra para pasar después del gris al blanco inequívoco, para confusión de los miles de fieles y periodistas que seguían el acontecimiento.

Seguridad extrema para evitar filtraciones

Los actuales sistemas de comunicación por móvil e internet, unido al episodio de Vatileaks, han convertido la defensa del secreto en una auténtica obsesión dentro de los muros vaticanos. La residencia donde se alojarán los cardenales, Domus Santa Marta, se ha revisado habitación por habitación para comprobar que no hay micrófonos. Todo el perímetro que rodea la Capilla Sixtina está tomado por inhibidores de frecuencia, y el trayecto desde la residencia hasta el lugar de votación se hará pequeños autobuses escoltados por coches de la gendarmería con antenas que evitan uso de dispositivos móviles.

¿Cuánto dura el cónclave?

No hay fijado ningún límite en cuanto a la duración, aunque desde 1830 han durado 5 jornadas o menos. Juan Pablo II fue elegido en la octava jornada y Benedicto XVI en la cuarta.