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Sin embargo, cuando aterricen en el país, que acabará de abrir sus fronteras al exterior, tendrán que repartirse el botín con un agresivo competidor: China.
Desde que las principales potencias anunciaron un acuerdo histórico con Irán para que el régimen de los ayatolá limite la actividad nuclear a cambio de levantar las sanciones, muchas marcas, desde la lujosa Bentley, hasta los grandes fabricantes como PSA, Peugeot y Citroën, luchan por hacerse un hueco en un mercado muy lucrativo.
Lotus, el fabricante británico de coches deportivos, ya ha adelantado su intención de abrir concesionarios en el país. Bentley, la división más exclusiva del grupo Volkswagen, también plantea abrir su primera tienda en el país en 2016.
No obstante, los analistas del sector aseguran que los grandes fabricantes franceses y alemanes, que tenían una importante presencia en Irán antes de las sanciones, serán los que encabecen la vuelta al país.
Para algunos fabricantes, se trata de un momento ideal, ya que los nuevos mercados pueden ayudar a compensar la ralentización de las ventas en otras economías como China, Rusia y Brasil.
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