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Casi la mitad de la subvención se queda en manos de los contrabandistas
Decir que la gasolina es el producto más asequible para el bolsillo de los venezolanos no es descabellado. Con lo que se compra un galón del combustible en Colombia, a un costo de US$2,94, se pueden adquirir 98 galones en Venezuela, según los datos que maneja el Global Petrol Prices. A pesar de que los usuarios ven en este indicador un respiro para su bolsillo, el Gobierno sufre pérdidas anuales por US$5.500 millones por los subsidios que tiene, según datos de Ecoanalítica y de Douglas Barrios, investigador de la Universidad de Harvard.
Esa es una de las razones del presidente Nicolás Maduro para ponerle fin a los precios bajos en el costo de la gasolina y equipararlo al nivel internacional. Según planea el régimen venezolano, las únicas personas que mantendrían la ayuda gubernamental serían aquellas que cuenten con el carnet de la patria y que hayan inscrito sus vehículos al censo automotor anunciado el pasado 26 de julio.
El presidente de Econométrica, Henkel García, destacó que si bien es necesario aumentar el costo de la gasolina, sería “una locura” llevarla a precios internacionales sin antes transformar la economía venezolana. “Es verdad que el precio de la gasolina está demasiado rezagado, pero la duda es saber hasta qué nivel”, agregó.
La petrolera estatal de Venezuela, Pdvsa, ha sido la principal víctima con la política de los precios bajos, pues de acuerdo con un informe financiero de la empresa, entre 2014 y 2016, el subsidio le generó una pérdida neta de US$24.549 millones.
Pese a que Maduro aún no ha hecho un anuncio formal sobre el aumento de los precios de la gasolina, se estima que sufrirán cambios desde el próximo 20 de agosto. Con el cambio del cono monetario a bolívares soberanos, el galón de gasolina subiría a un bolívar por litro.
Aunque es el precio que mantiene con la denominación actual, su valor “subiría 100.000 veces” con la nueva moneda, según comentó el experto en política energética para América Latina del Baker Institute, Francisco Monaldi.
“Se puede llevar la gasolina venezolana a precios internacionales hasta que se abran las puertas a una mayor generación de riqueza”.
“Venezuela es una economía hiperinflacionada, y ese factor provoca que el margen de ganancia disminuya constantemente en el país”.
Sin embargo, el analista aseguró que “es poco probable que las medidas logren eliminar el contrabando por completo, pues para lograrlo tendrían que avaluar el dólar en la tasa de cambio del mercado negro, que está en 4,1 millones de bolívares, en vez de la oficial, que llega a 248.000 bolívares”.
Precisamente, de las razones de mayor peso para remover el subsidio a la gasolina tiene que ver con el contrabando del producto, pues 45% de estas ayudas termina en manos de los traficantes, lo que les permite adquirir el producto casi regalado y venderlo en países como Colombia.
Según cifras que ha divulgado Barrios, solo 27% del subsidio va a la población sumergida en la pobreza, mientras que 26% se dirige al quintil de mayores ingresos. Los estudios del investigador de Harvard muestran que el contrabando de combustible es un negocio que deja US$2.500 millones y el subsidio a su venta acumula pérdidas de US$135.000 millones en los últimos 15 años.
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