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Donald Trump, es el perdedor real del debate Republicano

sábado, 8 de agosto de 2015
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Expansión - Madrid

Si la claridad y la genialidad cuentan para algo, Donald Trump fue el gran perdedor del primer debate del Partido Republicano de cara a las elecciones de 2016.

A pesar de ser la atracción principal del mayor reality show de la televisión, el magnate no consiguió conectar con la audiencia. En varios momentos del debate, que se prolongó durante dos horas, Trump fue abucheado. 

En el escrutinio posterior al debate, los analistas de Fox News llegaron a la conclusión de que Trump había proyectado una imagen de maleducado; además, el candidato fue incapaz de responder a algunas preguntas concretas y no dio una imagen presidencial. Cuesta trabajo creer que el espectador medio tuviera una opinión totalmente distinta a la de los tertulianos. 

Y también cuesta creer que todo esto no se supiera antes de que empezara el espectáculo. Durante varias semanas, Trump logró encabezar las encuestas con doble dígito. Ahora cabe preguntarse si el debate le hará retroceder en los sondeos. Tendremos que esperar a los próximos resultados, pero vale la pena tener en cuenta que, en cada momento de la empinada subida de Trump desde mediados de junio, muchos han creído que había alcanzado un récord y se han equivocado. Y puede que el debate de Fox News no sea una excepción.

Lo que a un espectador le puede parecer aburrido, a otro le puede interesar mucho. Cuando Trump insultó a John McCain mencionando sus antecedentes militares, se le criticó por haber rebasado los límites y, aun así, su popularidad siguió creciendo. Lo mismo podría ocurrir en el debate de Cleveland.

La reacción inmediata de los expertos fue decir que Trump había tenido una mala noche. Eso podría ser exactamente lo que le haga subir en las encuestas. Hace dos meses, según la NBC, el 74% de los republicanos afirmó que no votaría a Trump. La noche del debate de Fox News la cifra había caído al 49%.

Los otro nueve candidatos republicanos registraron buenos datos, algunos incluso mejores. No hubo claros perdedores. 

Jeb Bush, que está a bastante distancia de Trump en las encuestas, evitó meteduras de pata, mostrándose menos espontáneo que en anteriores apariciones. Eludió la confrontación con Trump y apostó por un partido Republicano menos dividido. Scott Walker, el Gobernador de Wisconsin, que se disputa el segundo puesto con Bush, no tuvo grandes deslices en materia de política exterior, su punto débil.

Marco Rubio, el senador por Florida, que ocupa un lugar intermedio en las encuestas, tuvo una buena actuación en el debate. 

Chris Christie, gobernador de Nueva Jersey, que ha pasado a estar entre los diez primeros candidatos, supo aprovechar al máximo el limitado tiempo de su intervención. Se mostró agresivo sin provocar rechazo, su punto débil.

John Kasich, el gobernador de Ohio, sacó el máximo provecho de su extraña puesta en escena. Su popularidad aumentará, porque es muy difícil que caiga. 

Ben Carson, el neurocirujano jubilado, fue demasiado escueto como para poder formarse una opinión sobre su candidatura, pero resistirá hasta el próximo combate.

Mike Huckabee, el ex Gobernador de Arkansas, cometió el mayor error de la noche al afirmar que todo el mundo pagaría su IVA, incluidos "los inmigrantes ilegales, las prostitutas y los traficantes". El comentario le valió las protestas del público. No obstante, puede que gane puntos por afirmar que es el único candidato genuinamente cristiano y conservador. Rand Paul también aseguró pertenecer al ala más liberal del partido, marcando diferencias con el resto. 

Por último, Ted Cruz, el senador de Texas, volvió a repetir su discurso radical "verdaderamente conservador" sin saltarse ni un detalle. 

Es probable que Cruz pierda parte del apoyo, dado que ya no es la voz principal del partido, y Paul, al no ser lo suficientemente liberal para los simpatizantes republicanos. Carson probablemente necesite ser más tajante.

Pero el perdedor más claro es Donald Trump. Era su primer debate político, y eso se notó. Fue el único candidato que se negó a descartar la candidatura de una tercera persona. 

También le costó justificar qué le hizo ser republicano. ¿Irá eso en su contra en una carrera a la presidencia? Probablemente no. Sería apresurado descartarle tras sólo un debate. 

En un momento determinado, Trump afirmó que los republicanos necesitan más "cerebro" -los políticos estadounidenses son "demasiado estúpidos" para solucionar los problemas del país-. Si tuviera que aprender algo de Cleveland, es que hay una razón por la que los políticos con completa dedicación continúan volviendo. Puede que Trump y otros candidatos como él mancillen su imagen, pero saben cómo adaptarse y sobrevivir.

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