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La socialista Michelle Bachelet ganó ayer por segunda vez la Presidencia de Chile en la segunda vuelta, volviendo al poder con una ambiciosa agenda de reformas sociales para atacar la brecha entre ricos y pobres en el mayor exportador de cobre del mundo.
La nueva mandataria planea destinar unos US$15.000 millones en la ejecución de sus planes, entre los que destaca una reforma tributaria para financiar cambios en el sistema educativo. El proyecto contempla que la educación superior sea gratis en un plazo de seis años, así como la creación de dos nuevas universidades y el fortalecimiento de la educación pública para terminar progresivamente con el lucro en el sector y con los colegios con financiamiento compartido entre el Estado y los privados.
Para financiar estos cambios se comprometió a elevar en cinco puntos porcentuales el impuesto a las empresas, como parte de una reforma tributaria por cerca de US$8.200 y afirmó que esta será enviada en los primeros 100 días de su Gobierno buscando recaudar el equivalente a 3% del Producto Interno Bruto (PIB). Igualmente, planea crear una administradora estatal para competir con el sistema privado de fondos de pensiones que funciona en Chile.
Por otro lado, la socialista anunció que impulsará una nueva Constitución más representativa mediante, por ejemplo, cambios al sistema electoral que faciliten la construcción de mayorías. Para ello, convocará a un amplio debate democrático e institucional, con lo que se alejaría la opción de impulsar una Asamblea Constituyente. El fuerte respaldo del electorado es, según los medios locales, un aliciente para Bachelet, que no tendrá en el Congreso la sólida mayoría necesaria para llevar adelante algunos de los cambios prometidos y deberá demostrar cintura para tejer alianzas con la oposición.
En materia minera, no incluye cambios importantes para el sector, que ya aceptó un ajuste en sus regalías durante el actual Gobierno para financiar la reconstrucción tras el terremoto y tsunami del 2010. La elegida presidente, que ya gobernó Chile entre 2006 y 2010, vencía al cierre de esta edición con 62,18% de los votos al analizarse 99,13% de las mesas escrutadas, mientras su contrincante Evelyn Matthei tenía 37,81%. Bachelet deberá sortear enormes presiones durante estos próximos años para cambiar la Constitución chilena que legó el dictador Augusto Pinochet.
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