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Este tipo de cultivos es nocivo para el suelo por los químicos que utiliza
La Ley de Páramos, que fue aprobada recientemente en el Congreso, planteó la necesidad de proteger estos ecosistemas que ocupan 1,69% del territorio nacional, midiendo los efectos de dos sectores en particular, la minería y el agro.
Este segundo grupo de actividades tiene incidencia sobre los páramos por el alto uso de químicos necesarios para los cultivos de alturas, principalmente, los de papa y la ganadería, que se benefician de estas condiciones climáticas.
Aunque la Ley no plantea cuál es el área que se utiliza para estas actividades y sugiere la necesidad de hacer una muestra de cuál es el impacto, hay algunos datos preliminares que permiten medir la huella del agro en estos ecosistemas.
Al formular la delimitación de la frontera agrícola nacional, la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (Upra), fijada en 40,5 millones de hectáreas, dejó por fuera dos millones de hectáreas en uso agrícola que corresponde a zonas de protección ambiental.
De este total, 17% es utilizado en páramos. Es decir, que cerca de 340.000 hectáreas de tierra son usadas para actividades agropecuarias en el país, una cifra que podría crecer, si se tiene en cuenta que, en 2011, el Ideam identificó que 13% de la superficie de páramos, era usado para agro (116.800 hectáreas).
El representante a la Cámara del Partido Mira, Carlos Eduardo Guevara, ponente de la Ley, explicó que la intención es que “haya una transición para que los agricultores que están en los páramos, cambien sus actividades de un alto impacto al ecosistema, a un ejercicio de bajo impacto”, tarea que se hará entre los ministerios de Ambiente y Agricultura, que deberán expedir un reglamento.
Adicionalmente, el representante señaló que “se espera que haya un proceso de reconversión, no tanto como la actividad agrícola, sino de las formas de hacer el trabajo, hacer actividades agrícolas, que tienen menor impacto en la tierra, así como el tipo de producto. No se podrá hacer la cebolla y la papa, hay que pasar a otros productos amigables”.
“La papa es un cultivo nativo de ecosistemas altos. No estamos de acuerdo con el desplazamiento de los pequeños productores”.
Sin embargo, los paperos consideran que, en medio de esta normatividad, no se ha ofrecido alternativas para los cultivos, que se verían fuertemente afectados.
Germán Palacio, presidente de Fedepapa, expresó que con esta nueva Ley “se va a crear un problema social muy grave para los productores”, ya que se podría afectar a casi 40% de la producción de papa del país, representada en cerca de un millón de toneladas, tocando principalmente a los pequeños productores, pues 80% de los paperos tienen menos de una hectárea cultivada.
Otros sectores que se verían afectados con esta Ley son los pequeños lecheros y la ganadería, que se han visto obligados a utilizar terrenos en pisos térmicos más altos, por la calidad de pastos y nuevos usos de los suelos, entre otros motivos.
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