Para quienes no les gusta el sabor amargo del café, pero sí el efecto de la cafeína, Ben Yo (1992) y su compañero Deven Soni, estudiantes de Harvard, crearon el “Sprayable Energy”. Asemeja un perfume, pero proporciona gradualmente al organismo cafeína a través de la piel. El costo es mucho menor que el del Red Bull y los efectos iguales.