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Transporte de carga como motor de la agricultura nacional

martes, 11 de septiembre de 2012
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Ya hace muchos años que la evolución del sector agricultor le llevó a incorporar a su actividad la maquinaria, un paso adelante que desde entonces facilita el desempeño de sus trabajadores.

Particularmente, dentro de esa maquinaria, la incursión de los vehículos de transporte de carga supuso un gran avance para la agricultura tradicional, reduciendo en gran medida los tiempos de entrega y las barreras territoriales. Es tal la importancia que han cobrado estos equipos que desde entonces, y aún en la actualidad, se pueden considerar motor de la agricultura nacional.

Sin embargo, aunque Colombia ha realizado avances en este aspecto, las exigencias del mercado, sobre todo después de la suscripción del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, hacen que la infraestructura maquinaria del país deba adaptarse a un mercado mayor, más complejo y con una dura competencia.

En este sentido, son varios los factores que llegan a influir en la manera de evaluar la capacidad de la agricultura nacional, aunque como siempre los más importantes son la cantidad y la calidad de dicha maquinaria.

Carlos Canelón, gerente general de TractoCentro Colombia, aseguró que “el mercado colombiano durante muchos años fue muy pequeño cuyas compras oscilaban alrededor de 500 tractores por año. En el 2008 recomenzó un proceso de inversión agrícola y Colombia importó cerca de los 2.800 tractores”.

A partir del 2009 comenzaron los problemas de la ola invernal lo que afectó en gran medida al mercado. Entre el 2010 y 2011 el mercado se deprimió hasta reducirse la comercialización de tractores a unas 1.200 unidades en el 2010 y unas 1.600 en el 2011. Para el 2012 la cifra va creciendo; pero hay que seguir trabajando para alcanzar ese potencial que tiene el mercado colombiano el cual es de 5.000 tractores por año, agregó Canelón.

Al hacer una comparación con la situación de otros países, queda de manifiesto que el mercado colombiano está un paso detrás de algunos de sus vecinos como Chile, con 3.000 unidades comercializadas; Argentina, con 5.700 tractores en 2011 y Brasil, con más de 53.000 máquinas.

Paradójicamente las cifras de venta de vehículos de transporte de carga resultan ser son más alentadoras, al registrar según Fenalco, unas ventas de casi 11.000 unidades en el primer semestre de 2011, un 41,5% más que 2010.

Ahora bien, si tenemos en cuenta las cifras de créditos desembolsados para transporte y maquinaria agrícola, Francisco Estupiñán Heredia, presidente del Banco Agrario, desveló que “en maquinaria y equipo entre enero y julio de este año se ubican en $21.147 millones. En el 2011 para el mismo periodo eran de $25.943. En cuanto a transporte son $6.007 millones, mientras que entre enero y julio de 2011 los desembolsos por esta línea se situaron en $4.926 millones”.

Hay que tener en cuenta que las once marcas que comercializan esta maquinaria en Colombia se mantienen en continua mejora de sus modelos, donde se tiende a incorporar elementos que faciliten el trabajo, aunque presentan algunas diferencias visibles, que además de por las utilidades, suelen estar reflejadas por la potencia y el tonelaje de cada vehículo.

El gerente de Tracto Centro añadió que los precios de tractores varían desde $38.000.0000 hasta $300.000.000 según el tipo de potencia que el comprador esté buscando.

Sectores con demanda
La demanda de maquinaria en Colombia se ha visto afectada, históricamente, por varios factores tanto internos como externos. Según las marcas, la mayor cifra se puede encontrar en el sector ganadero, ya que su demanda es continua durante todo el año. Con relación a los otros sectores del agro, hay que tener en cuenta los aspectos estacionales que provocan que la utilización de estas máquinas quede reducido a una temporada en concreto, como podría ocurrir con el cultivo del cereal, el arroz o las leguminosas. En el caso particular de Colombia, esta situación llevó años atrás a una pérdida de la demanda en zonas rurales por culpa de la inseguridad que existía, lo cual hizo que los agricultores redujeran sus inversiones.

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