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Oportunidades en las dificultades

sábado, 24 de agosto de 2013
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Jorge Andrés Martínez

El sector lácteo se encuentra en medio de un proceso de cambio, jalonado por la entrada en vigencia de distintos acuerdos de libre comercio y la integración a la economía mundial. Una situación nada despreciable para un sector de la economía tradicionalmente protegido y aislado del resto del mundo mediante aranceles elevados. Como tendencia global, los impuestos al comercio exterior tienden a desaparecer y más temprano que tarde se perderán estos instrumentos de protección de la economía, pero también de distorsión.

Los acuerdos de libre comercio no son buenos o malos en sí mismos. Para el caso del sector lácteo, estos ponen en evidencia los problemas estructurales de competitividad que afectan a la cadena de valor: altos costos de producción en ganadería, ausencia de economías de escala y falencias en materia sanitaria. Mientras que en países como Argentina, Brasil y Chile el precio de la leche en finca se encuentra entre los US$0,35 y US$0,40 por litro, en Colombia es de US$0,46.

Vale la pena tener en cuenta que con los países mencionados ya se tienen acuerdos de libre comercio vigentes. He aquí una falla estructural en competitividad.

El pasado primero de agosto entró en vigencia y de manera provisional, el TLC con la Unión Europea; varios de sus miembros son potencias mundiales en la producción de leche y derivados lácteos. Sin embargo, tampoco son ajenos a los problemas de competitividad. Las ayudas internas de las que gozan los productores europeos son prueba de ello. Si bien este tema solo es discutido por las autoridades europeas de manera exclusiva en el marco de la Organización Mundial del Comercio -y por lo tanto quedó fuera del acuerdo comercial con Colombia- un avance importante se encuentra en la eliminación de los subsidios a la exportación de los lácteos europeos en el tratado bilateral.

El acuerdo incluye esquemas graduales de desgravación para los productos lácteos que se extienden hasta 17 años, de acuerdo a cada subpartida del arancel. Es un tiempo prudencial para ejecutar las políticas necesarias y orientadas a mejorar la productividad y competitividad de la cadena láctea colombiana. El debate sobre el acuerdo es álgido y de gran importancia. ¿Existen riesgos para la producción nacional? Cierto. ¿Aumentará la competencia en el sector? Es muy probable y el consumidor será el primero en notarlo y beneficiarse de ello. Entonces ¿es tan oscuro el panorama?

No necesariamente. Hay retos pero también oportunidades. En primer lugar, es necesario dejar atrás el viejo paradigma proteccionista, que tiene los días contados. El proceso de integración a la economía global es un hecho irreversible y debemos adecuarnos a las nuevas reglas de juego. En segundo lugar, el sector lácteo colombiano -productores y procesadores- tenemos el reto de poner en marcha las políticas de apoyo a la cadena, junto con el gobierno nacional. Estas políticas se encuentran consignadas en el documento Conpes de Competitividad arriba mencionado.

La cooperación internacional que llega desde distintos frentes para el sector lácteo debe traducirse en proyectos tangibles que promuevan la generación de valor a lo largo de la cadena, economías de escala y la reducción de los costos de producción. Las Alianzas Productivas del Minagricultura serán de vital importancia en este proceso. Es hora de construir el futuro del sector lácteo con una visión de cadena, encontrando oportunidades en medio de las dificultades.

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