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Los cafés exóticos y exclusivos de Camilo Merizalde

jueves, 12 de diciembre de 2013
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Teresita Celis

Camilo Merizalde nació en un país cafetero: Colombia. Es oriundo y creció en el Valle el Cauca, una región productora del grano. Pero vino a conocer, a inquietarse y a ver en este producto un negocio, en ferias lejos de su país. Un trabajo en una compañía importadora de alimentos lo metió en ese mundo.

“En las ferias el café sonaba mucho. En Colombia venía un declive en cuanto a calidad porque  se dedicó a producir en masa sin diferenciar el producto. Empecé a hablar con la gente y a conocer qué quería el mercado. Encontré que buscaba calidad en taza  y diferenciación”.

Con esto entre sus apuntes, Merizalde hizo un estudio para montar un proyecto en el Cauca y cultivar café, entre los 1.800 y 2.000 msnm, con la misma filosofía del vino. Esta locura,  como la califica, se la siguió su suegro y empezó en 1999, en 150 hectáreas,  a sembrar el grano como si estuviera en 1940.

Cultivó Borbón y Típica (variedades con las que Colombia se conoció como el productor del café más suave del mundo) y a la sombra. Así empezó Santuario (nombre de  la finca) a tener su desarrollo en medio de la depresión más aguda de precios externos del grano -alcanzó cotizaciones de hasta US$0,50  por libra- y cuando la industria del café pasaba por una de sus peores crisis.  

En ese ir y venir se asesoró y conoció a uno de los catadores más famosos del mundo, Geoff Watts, quien le abrió un libro de conocimientos en el tema de cafés especiales, un mercado que para entonces en el país era incipiente. “Empezamos a vender en 2004. El café en bolsa estaba sobre el dólar y un cliente japonés nos lo pagaba a US$4”.  

Paralelo con el Borbón y la Típica, Merizalde instaló un jardín experimental en 5 hectáreas con 25 variedades de cafés exóticos entre ellas Maragogipe, Mocca, Geisha, Rume Sudan, que comenzó a vender en 2005 y 2006. Consolidado, entre compradores del mundo, como productor de un café que pocos tenían,  Merizalde le dio un redireccionamiento al negocio.

Con unos socios instaló cerca a Cali La Inmaculada, 60 hectáreas en variedades exóticas y exclusivas sembradas en invernadero. El esfuerzo, por tener una taza de alta calidad y diferente, tiene para este emprendedor sus resultados: una libra de Borbón la vende desde US$5 y las variedades más exóticas a US$40.

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