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La economía colombiana presentó una expansión de 4% anual en 2012. Con ello, la actividad productiva resultó más dinámica que la reportada por América Latina y el total de la economía mundial, cuyos crecimientos fueron de 3,1% y 3,2% respectivamente.
No obstante, el resultado de Colombia sugiere una desaceleración notoria frente a su propio ritmo de crecimiento. En efecto, el dato de 2012 se compara de manera desfavorable en relación con el de 2011 (6,6%) y con la variación promedio del PIB observada durante los últimos diez años (4,6%).
Adicionalmente, el dinamismo de la economía colombiana se redujo de manera sustancial a lo largo del año. Mientras en el primer semestre la economía creció a un ritmo de 5,1% anual, en el segundo lo hizo a uno de apenas 2,9%. Ello no impidió que la tasa de desempleo siguiera reduciéndose, pero sí hizo que el número de personas ocupadas creciera a un ritmo sustancialmente menor. De acuerdo con las cifras de la Gran Encuesta Integrada de Hogares del Dane, hasta mediados del año 2012 nuestra economía estaba generando aproximadamente un millón de nuevas personas ocupadas por año, cifra que se redujo a menos de 60.000 en el último trimestre.
Desde el punto de vista sectorial, lo más destacado fue la drástica pérdida de dinamismo de la industria, que terminó el año con una caída absoluta de 0,7% en sus niveles de producción, exhibiendo así su peor dato desde 2009. La minería, líder del crecimiento económico de Colombia durante la última década, también vio desacelerar su ritmo de actividad hasta niveles de 5,9% anual, siendo este su primer registro de crecimiento de un solo dígito desde 2008. La construcción, por su parte, protagonizó una gran sorpresa negativa que la llevó a un crecimiento de 3,6% en el año completo 2012 y de apenas 1,4% en el segundo semestre. Esta desaceleración de la construcción estuvo explicada fundamentalmente por el comportamiento de las obras públicas, que pasaron de crecer más de 17% en 2011 a solo 2,2% en 2012. Los sectores de mejor comportamiento fueron servicios financieros y servicios sociales, con variaciones en su valor agregado de 5,5% y 4,9% anual respectivamente.
Por el lado de la demanda, se destaca un menor dinamismo de la inversión, que pasó de crecer 18,3% en 2011 a 5,7% en 2012, reflejando un desempeño particularmente modesto en el segundo semestre del año. Aun así, la inversión creció más rápidamente que la producción total de la economía, con lo cual el coeficiente de inversión con respecto al PIB siguió aumentando y alcanzó un nivel cercano al 28% del PIB, que constituye el máximo observado en Colombia durante al menos 40 años. Ello, por supuesto, genera expectativas positivas sobre el crecimiento futuro y abre la esperanza de que la desaceleración de 2012 haya sido sólo para tomar un mayor impulso.
En cualquier caso, las modestas cifras de crecimiento en 2012 han propiciado una corrección en las expectativas de los analistas respecto al futuro inmediato. En efecto, en abril de 2012 las proyecciones de crecimiento de 2013 promediaba 5,1% anual. Un año después, a finales del primer trimestre de 2013, el crecimiento esperado por los analistas se ubicó en 4,1% y Fedesarrollo en particular está esperando un crecimiento de solo 3,8%. Esta perspectiva, sin embargo, recoge el hecho de que las cifras para el primer trimestre del presente año, que no conocemos todavía, fueron probablemente malas y conllevaron un crecimiento inferior al 3%.
En estas circunstancias, crecer al 3,8% en el año completo implicará una recuperación sustancial en los tres trimestres restantes, recuperación en la cual confiamos con un optimismo realista.