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Analistas 01/06/2015

Con el acuerdo comercial, decir “confíen en nosotros” no es muy convincente

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Pero la administración (y el propio presidente) no está ayudando a su posición descartando las quejas y sermoneando a los críticos de la TPP (a la senadora Elizabeth Warren, en particular) de que no tienen idea de lo que hablan. No sería una estrategia inteligente incluso si la administración tuviera los hechos en orden, cosa que no es así. En cambio, las afirmaciones sobre lo que está y lo que no está en el acuerdo siguen resultando falsas. Se nos afirmó que el procedimiento de solución de disputas no podría usarse para forzar cambios a las leyes nacionales; de hecho, aparentemente puede. También se nos dijo que la TPP no podría usarse para socavar la reforma financiera; otra vez, aparentemente sí puede.

¿Qué tan importantes son estas preocupaciones? Es difícil juzgarlo. Pero en efecto, la administración nos está diciendo “confíen en nosotros” y después en repetidas ocasiones maneja torpemente las preguntas sobre el acuerdo en formas que socavan esa misma confianza.

Pereza hipócrita

Politico publicó recientemente un artículo atacando a la Sra. Warren (léalo aquí: politi.co/1Sn1cZq), quien, alega, está siendo hipócrita en su oposición a un aspecto clave del TPP.

El artículo es interesante en varias formas. Primero, claramente se basó en información aportada por alguien cercano o de la administración Obama (otra ilustración de venenoso efecto que la determinación por vender el TPP está teniendo sobre la ética intelectual de gente del equipo del presidente). En segundo lugar, la acusación de hipocresía es un disparate ridículo: “Dice oponerse a permitir que las corporaciones demanden a gobiernos. ¡Y no obstante es una testigo pagada contra una corporación que demandó a un gobierno!” Ummm.

En forma más general, todo el asunto es una ilustración del papel clave que juega la pereza en el mal periodismo.

¿Cuándo es relevante la acusación de hipocresía? Básicamente, solo cuando personalidades públicas predican sobre comportamiento individual, o quizás cuando se presentan ellas mismas como modelos a seguir. Por tanto, es justo atacar a alguien que promueve públicamente la moral pero que resulta ser un corrupto o un depredador sexual. Pero artículos que alegan que las decisiones personales de alguien de alguna forma son hipócritas dadas sus posturas políticas casi siempre están desfasados. Alguien puede declarar que la desigualdad es un problema siendo una persona rica; apelar a un cambio de política no es lo mismo que apelar a favor de abnegación masiva. Y alguien puede declarar que nuestro sistema judicial es defectuoso mientras defiende casos lo mejor que puede dentro de ese sistema; hasta que haya un cambio de política, hay que vivir en el mundo tal como está.

También es perfectamente correcto defender políticas que afectarían intereses financieros propios; es simplemente bizarro cuando la prensa sugiere que hay algo sospechoso cuando la gente de ingresos altos propone incremento a los impuestos.

Entonces, ¿por qué son tan populares las acusaciones de hipocresía? Principalmente, pienso, como forma de evitar el abordaje de la esencia de la política en cuestión. ¿La Sra. Warren tiene razón o no sobre el TPP? No importa, despreciémosla por haber sido una prominente profesora de Leyes.

Los mismos móviles impulsan la preocupación por  los cambios de opinión. “Una vez dijo que los déficits eran malos, ahora dice que están bien. ¡Ajá!” No importa que en este momento los déficits estén OK, o si la situación ha cambiado o si nos hemos enterado de algo nuevo (como alguien señaló recientemente, tanto Mitt Romney como Hillary Clinton han rechazado políticas que solían apoyar, pero el Sr. Romney ha rechazado políticas que servían, mientras que la Sra. Clinton ha rechazado políticas que no. Un poco de diferencia).

Entonces, quizás este ataque desconcertante sobre la Sra. Warren sirva como momento de enseñanza, como recordatorio de que el periodismo de política debería ser, ya sabe, periodismo de política.

Aprobación vía rápida

El 22 de mayo el Senado del Estados Unidos aprobó una iniciativa de ley que daría vía rápida a la consideración legislativa sobre la Asociación Trans-Pacífico. El proyecto de ley, presentado por el presidente Obama, forzaría al Congreso a celebrar una votación de “sí” o “no” sobre el tratado terminado sin presentar ninguna enmienda, lo que según los negociadores podría descarrilar el acuerdo.

La legislación ahora debe ser aprobada en la Cámara de Representantes, donde enfrenta marcada oposición.

Aunque las autoridades siguen negociando el acuerdo, borradores filtrados han unido a una amplia coalición de críticos; muchos de ellos creen que ciertas cláusulas comerciales del acuerdo podrían dar demasiado poder a las corporaciones multinacionales sobre naciones soberanas.

Una de las oponentes más feroces del acuerdo ha sido Elizabeth Warren, senadora de Massachusetts. “Imagínense que Estados Unidos prohíbe un químico tóxico a menudo incorporado a la gasolina debido a sus consecuencias sobre la salud y el ambiente”, escribió en febrero en una columna de opinión para The Washington Post. “Si una compañía extranjera que fabrica el tóxico químico se opone a la ley, normalmente tendría que enfrentarla en una corte de Estados Unidos. Pero (con la cláusula de solución de disputas entre inversionistas y Estados), la compañía podría saltarse las cortes de Estados Unidos y presentarse ante un panel internacional de árbitros. Si la compañía ganara, el fallo no podría contenderse en las cortes de Estados Unidos, y el panel de arbitraje podría requerir que contribuyentes estadounidenses pagaran millones, o incluso miles de millones, de dólares por daños”.

El 21 de mayo Politico publicó un informe detallando el papel de la Sra. Warren como testigo experta en un caso comercial de 2000 donde una firma canadiense se valió de cláusulas similares de solución de disputas entre inversionistas y Estados bajo el paraguas del Tratado Norteamericano de Libre Comercio para buscar compensación por daños del gobierno estadounidense. El informe desconcertó a muchos observadores, y algunos dijeron que el artículo parecía sugerir que la Sra. Warren estaba siendo hipócrita por participar en el arbitraje, pese a que estaba testificando para ayudar a defender al gobierno de la acusación basada en la cláusula de solución de disputas.

En respuesta al artículo, Matthew Yglesias, de Vox, urgió a los lectores: “Imagínense que estuviéramos debatiendo la legalización de las drogas, y un senador estuviera yendo de un lado a otro hablando de por qué es espantoso que enviemos a juicio a gente por posesión de drogas. Ahora, alguien escribe un artículo diciendo que el Senador X no parecía pensar que los juicios fueran tan espantosos cuando trabajaba como abogado defensor de gente acusada de posesión de drogas. Nadie escribiría eso, por supuesto, porque no tiene sentido”.

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