.
Analistas 11/06/2019

Transparencia al lobby en el Congreso

Luis Felipe Gómez Restrepo
Profesor Universidad Javeriana Cali

Se necesitan canales de información sobre el lobby

El trámite, en los últimos meses, de ciertas iniciativas en el Congreso ha dejado un sinsabor. La labor de lobby que han hecho muchos ante los congresistas no es del todo clara ni transparente. Y así no se puede asegurar que las normas respondan al interés general, y que no sean manipuladas para sacar beneficio para unos cuantos en detrimento del bien universal. Quedan dudas serias, por ejemplo, sobre algunas normas aprobadas en el Plan de Desarrollo, que se convirtió en la piñata de interés particulares. En la aclamada ley de TIC, sería bueno espulgarla con cuidado y ver que no se hayan podido introducir normas con nombre propio. Del polémico arancel a las confecciones importadas se dice que habría sido impulsado también por los contrabandistas, pues les hacía más interesantes y jugosas sus operaciones ilícitas.

La imparcialidad del Congreso es fundamental. Difícil pedirles a los honorables congresistas que actúen con el “velo de la ignorancia”, como lo propone Rawls para que puedan expedir las normas más justas para la sociedad. Las normas aprobadas por el Congreso encarnan la justicia, cuando ofrecen igualdad de oportunidades y cuando compensan las desigualdades naturales o estructurales. En pocas palabras, como se dice popularmente, cuando establezcan un juego limpio.

El premio nobel de economía Joseph Stiglitz el domingo pasado en El Espectador señalaba la importancia de disociar el poder económico de la influencia política. “El poder económico y la influencia política se refuerzan mutuamente y se perpetúan a sí mismos, especialmente donde los individuos ricos y las corporaciones pueden gastar sin límite en las elecciones, como sucede en los Estados Unidos. No se trata simplemente de un problema moral y político: a las economías con menos desigualdad en verdad les va mejor”, dice este nobel profesor de Columbia University. Y esta preocupación por el financiamiento de la política debe extenderse también a la manera como se hace lobby en el legislativo.

El proyecto Congreso Visible del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de los Andes, que ha realizado seguimiento desde 1998 al Congreso de la República de su actividad legislativa, ha manifestado la necesidad de reglamentar el cabildeo. Una voluntaria de Congreso Visible, Sofía Cifuentes, señalaba: “Es necesario que las iniciativas en el Congreso busquen formas de promover una mayor participación que no esté supeditada únicamente a la capacidad económica de los grupos de interés”. Lo más irónico, como lo comenta la voluntaria, es que el lobby ha matado las iniciativas que pretendían regular el mismo lobby. En efecto, el proyecto “por la cual se garantiza el principio de transparencia de los servidores públicos en el proceso de toma de decisiones” y el proyecto de Ley No. 97 de 2016 Senado - 296 de 2017 Cámara “por el cual se regula el ejercicio de cabildeo y se dictan otras disposiciones” no prosperaron. Tampoco la iniciativa “por la cual se regula el ejercicio de cabildeo y se crea el Registro Único Público de Cabilderos”. Y la directriz de la Mesa Directiva de la Cámara de Representantes de registro de cabilderos, es más un saludo a la bandera.

Es necesario que se ponga orden y transparencia al cabildeo. Que se sepa qué se puede hacer, cómo se puede hacer y establecer la información pública sobre su proceder. Por ejemplo, que se sepa con quién se reúne un legislador. Que los documentos que preparan los lobistas puedan ser conocidos y criticados oportunamente por la opinión pública. Es fundamental que no solo se limiten claramente las actividades del cabildeo, sino que también se dispongan los canales de información sobre el contenido del mismo lobby. Es un imperativo dar transparencia al trámite legislativo.

Conozca los beneficios exclusivos para
nuestros suscriptores

ACCEDA YA SUSCRÍBASE YA