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Analistas 20/10/2023

Sobre el crimen de Hamás

He advertido dos tipos de reacciones al crimen de Hamás contra Israel. Una que sugiere que en este caso hay una equivalencia moral entre la masacre del grupo terrorista y la política de Israel frente a Palestina. Esta justificación equipara lo que podrían calificar algunos como injusticias por parte de Israel contra los palestinos, con crímenes atroces por parte una organización cuya razón de ser es asesinar judíos. La otra reacción es la de aquellos que hacen un juicio binario de lo acontecido. O se está de un lado o se está del otro. No se aceptan matices. Procedamos a analizar cada una.

Hay voces que se han atrevido a decir que si Hamás hizo lo que hizo es producto de la política de Israel sobre Palestina. Es el típico argumento que atenúa la responsabilidad de un violador aduciendo que quién manda a la víctima a ser coqueta. O, para no ir más lejos, el argumento que justifica el terrorismo en Colombia diciendo que es producto de la desigualdad social. Dejemos algo claro. Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. Nada justifica masacrar civiles inermes y mucho menos de la manera cobarde como lo hicieron los terroristas islámicos. Que la política de Israel sobre Palestina pueda ser cuestionable no justifica la masacre del 7 de octubre. Ya hemos visto cómo en Colombia esta línea de argumentación de poner, por ejemplo, en un mismo plano de igualdad el secuestro y el acceso a la tierra, nos ha puesto a negociar amplios capítulos de nuestro estado de derecho con narcoterroristas. Los actos de barbarie no son equiparables a políticas injustas. Israel tiene todo el derecho a acabar con los salvajes de Hamás.

La otra reacción es la de evitar reflexionar sobre lo acontecido y simplemente situarse de un solo lado del argumento. Yo tengo claro que en este caso estoy con Israel. Pero no es un apoyo ciego, porque pienso que a Israel no le conviene enfrentar este problema como una simple lucha entre el bien y el mal o entre la civilización contra los bárbaros. La realidad es mucho más compleja que eso. Lo cierto es que Israel debe aprender de lo acontecido y la única manera de hacerlo es tratar de entender las causas de lo que pasó. ¿Por qué hay unos individuos que desarrollaron ese grado de odio contra su pueblo y qué se puede hacer para evitar futuros ataques?

Cuando aceptamos no tragar entero y ver matices, nos damos cuenta de que el conflicto Palestino-Israelí sigue vigente 60 años después, y que durante la era Netanyahu poco se ha hecho para buscar una salida duradera. La solución no puede ser aislar a Gaza con muros ni hacer acuerdos unilaterales con los Emiratos y los saudíes saltándose a los palestinos. Si Israel quiere evitar el terrorismo, tal vez debe repensar su estrategia y retomar algún tipo de diálogo con palestinos moderados, en el entendido que si los jóvenes palestinos no tienen opciones de vida seguirán atendiendo los cantos de sirena del terrorismo.

Una vez termine la guerra, Netanyahu tendrá que ponerle la cara a su pueblo para explicarle por qué durante su gestión se presentó la mayor brecha de seguridad de la historia de su país. Es posible que la división de la sociedad israelí, producto de la iniciativa de su gobierno de quitarle facultades a la rama judicial, haya distraído a las fuerzas de seguridad. Amanecerá y veremos, pero Israel debe hacer una introspección profunda si realmente quiere brindarle seguridad duradera a su pueblo.

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