¿A oscuras?

Después de revisar los últimos 10 años de la transición eléctrica regional, encontramos que la nuestra es una de la más precarias, por ello los problemas que hoy enfrentamos. Es correcta, entonces, la pretensión - por necesidad - del presidente Petro de acelerarla a 100% renovables, pues estamos corriendo riesgos. En este contexto, bien por sus anuncios del 20 de julio y 7 de agosto.

La transición eléctrica lenta y desordenada que iniciamos años atrás - sin metas claras - nos está llevando a un sector eléctrico costosísimo y sin adecuado abastecimiento. Esto es de cuidado pues los márgenes de reserva del sistema están estrechos para enfrentar las recurrentes sequías que sufrimos, pues dependemos de manera importante de hidroelectricidad con capacidad de embalse limitada.

Nadie quiere apagones, pero estos pueden ocurrir en los próximos meses y años si no se termina de construir pronto la infraestructura que está en camino y, además, si no se concretan en el corto plazo los proyectos a los cuales se les ha otorgado punto de conexión.

Con disponibilidad de recursos insuperables, hay que actuar con premura, empoderando la demanda con subsidios directos a la generación solar distribuida (meta de 2GW al 2024, ajustando tramites y bonificaciones) y, al mismo tiempo, destrabando tanto los proyectos en camino, como la subasta que espera. De esta manera, el sistema podrá enfrentar mejor las dificultades que se vienen.

Se requiere manejo práctico del cambio - esto no se dice, se planifica y se ejecuta. Sin contar con las comunidades ni los empresarios, la transformación no podrá lograrse. Se ha iniciado un importante acercamiento con las primeras; no obstante, esto es de largo plazo, ellas han sido desatendidas. Se requiere acompañarlas en su desarrollo.

Se reanuda el diálogo con los segundos. Aquellos, también, hay que mantenerlos cerca, darles confianza. Realizando ajustes al mercado, sus ganancias serán adecuadas y los costos para el consumidor razonables. Ahora bien, con la participación de la academia y los independientes se podrá lograr un progreso balanceado.

Por lo pronto, y dadas las circunstancias, tendremos que acelerar nuestro aprendizaje en medio de la transición, nos cogió la noche y, por indecisiones históricas, se nos estrechó el margen del sistema. En el cortísimo plazo, al mismo tiempo que se regula para reducir el encarecimiento de la electricidad, el Estado tendrá que asumir buena parte de las deudas, no hay alternativa.

Es menester, entonces, avanzar ordenadamente con miras a 2035, pero con acciones inmediatas, considerando los tiempos para aprender a operar, planificar, regular y diseñar la política energética, acordes con las necesidades. Todo esto, sin perder de vista el resto de los sectores energético-intensivos como transporte e industria, que son más complejos.

Por estar tan atados al pasado, nos cuesta tanto entender lo anacrónico de nuestras instituciones y el papel de las nuevas tecnologías. Por ello, los altísimos costos que estamos pagando y a los que estamos expuestos. Por ahora, solo apreciando la punta del iceberg, ya tenemos una cuenta de varios billones de pesos que hemos empezado a pagar los consumidores. Si enfrentamos la catástrofe de un apagón, esta ascenderá a decenas de billones, ha habido voces considerándolo desde hace rato.