Diseño de organización

Las organizaciones son conjuntos de personas vinculadas de manera formal a una entidad con el propósito de lograr el cumplimiento de objetivos, con sujeción a restricciones. Las relaciones entre los miembros de la organización se deben definir de forma que atiendan con eficacia los procesos establecidos para volver realidad las estrategias de la entidad. Así las cosas, el diseño de procesos precede al diseño de organización, por necesidad: las relaciones entre personas involucradas deben considerar qué entrega cada una a otra u otras, en qué oportunidad, y a través de qué mecanismo, trátese de bienes o servicios, de carácter final o intermedio.

Sus miembros son seres humanos, que requieren procesos de selección y capacitación previa según las tareas que les correspondan. Es importante compartir información sobre propósitos finales de la organización, de manera que las personas se perciban como parte de una tarea y abrir espacio a las propuestas para mejorar procesos, para beneficio de todos los involucrados.

El desempeño debe evaluarse para tener alta probabilidad de cumplimiento. En adición, conviene evaluar su potencial, así esa estimación sea imprecisa: en adición a las tareas en curso conviene anticipar la posibilidad de participar en nuevos proyectos o hacer parte de programas permanentes diferentes de aquellos en los que la persona participa en la actualidad.

La organización debe proveer servicios a sus miembros: ellos no son meros eslabones en cadena productiva. Son personas, y requieren espacio para construir relaciones interpersonales, con campo para lo subjetivo: la mayor parte del tiempo con potencial productivo está dedicado al compromiso laboral, pero también con elementos de formación, para asegurar la vigencia de la capacidad para generar ingresos hacia el futuro, ante la amenaza de sustitución tecnológica que se cierne como amenaza para todas las actividades y profesiones.

La organización debe regenerarse: debe contemplar actualización, renovación e, incluso, crisis, con posibilidades de reubicación para sus miembros con fundamento en destrezas cultivadas; debe estar atenta a impulsar los cambios necesarios en los procesos de la institución correspondiente, sea pública o privada, de manera que se atenúe la probabilidad de rupturas radicales imputables al fracaso y se acentúen los derivados del éxito, en general convenientes para los involucrados.

La organización debe cultivar la capacidad de comunicación de sus miembros a través de todos los canales, con lenguaje preciso, no siempre muy rico, pero sí pertinente. Para ello es importante asegurar la eficacia al computar interacciones probables, y diseñar relaciones funcionales acordes con las necesidades. Así, no lucen convenientes equipos de tamaño excesivo con responsabilidad compartida bajo un líder, pues es muy difícil coordinar a más de diez o doce personas de manera efectiva; habrá tareas en las que varias de ellas deberán participar, y si son muchas el asunto demandará costos excesivos de comunicación para cualquier tarea.

Diseñar organizaciones es arte, porque requiere inspiración para sintetizar, pero también ciencia, porque exige método e involucra elementos de control.