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ALTA GERENCIA

Imaginación, creatividad e innovación, para que las empresas sean líderes

lunes, 22 de septiembre de 2014
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Fernando Albán Díaz del Castillo

En estas tres palabras, que podrían considerarse como sinónimas, se encierra el secreto que permite a las empresas mantener el liderazgo del mercado y estar siempre un paso adelante de la competencia, en el desarrollo de nuevos productos y en el mejoramiento de los existentes.

Al establecer con claridad los significados y diferencias de estos tres poderosos instrumentos, podemos entender cómo se articulan en la transformación de las nuevas ideas.

Imaginación
Es tal vez el más extraordinario y poderoso mecanismo que tenemos los seres humanos y lo que nos diferencia de las demás especies del planeta; gracias a él podemos traer a la mente imágenes pasadas, que combinadas con la información almacenada en la memoria, nos permite recrear situaciones reales y ficticias e incluso proyectar y visualizar el futuro.

Creatividad
Va más allá de la imaginación y tiene que ver con la generación de nuevas ideas, que se producen a partir de la asociación de informaciones y conceptos guardados en la memoria. Este proceso es estimulado principalmente por la necesidad de solucionar problemas y es consecuencia natural del intercambio de ideas con otros seres humanos, así como de estímulos relacionados con la educación, tales como conferencias, lecturas, cursos de actualización, etc.

Innovación
Se dice que hay innovación cuando una idea, resultante de un proceso creativo, se lleva a la práctica y se trasforma en un procedimiento nuevo, que puede aplicarse de manera exitosa, o en un novedoso producto o servicio que genere valor para la compañía. En otras palabras, la innovación es llevar las ideas a la práctica.

En un mundo que cambia tan rápidamente y en el que la competencia está siempre al asecho, la innovación es una necesidad apremiante en todas las empresas. Sin embargo, no son muchas las que logran crear un clima propicio para la generación permanente de ideas innovadoras y las razones de ellos pueden tener sus raíces en nuestros esquemas tradicionales de educación, centrados en procesos repetitivos, que buscan la memorización antes que el análisis y solución creativa de los problemas.

Dentro de este esquema y para facilitar la labor de los docentes, se han diseñado las pruebas de elección múltiple y las de “falso o verdadero”; esto lleva al estudiante a buscar respuestas correctas más no creativas, desestimulando, desde temprana edad, el uso de la imaginación.

En la vida profesional tropezamos con situaciones que de por sí desestimulan la creatividad y la innovación y que tienen que ver con la conformación de los equipos de trabajo. Cuando estos se integran con individuos formados dentro de una misma disciplina, el pensamiento tiende a estandarizarse y la creatividad a desaparecer, porque el equipo desaprueba las ideas que se apartan de los postulados comúnmente compartidos y aceptados.

El temor a fallar y equivocarse es tal vez lo que más desalienta la creatividad de los trabajadores; si la empresa castiga ejemplarmente cualquier error que se cometa, los colaboradores evitarán presentar iniciativas y nuevas ideas y preferirán continuar haciendo las mismas cosas y de igual manera como se han hecho siempre, para evitar ser responsabilizados por el fracaso en procesos de innovación propuestos.

Para crear un clima de innovación, es necesario formar dentro de toda la organización, equipos interdisciplinarios de trabajo, en los que se aliente el permanente intercambio de ideas y propuestas, que trabajen en la solución conjunta de los problemas, en la búsqueda de nuevos productos, en el mejoramiento de los existentes y en el diseño de nuevos servicios que satisfagan las necesidades de los clientes.

En este proceso, la participación de los colaboradores de todos los niveles de la organización en charlas, seminarios y programas de capacitación, así como la creación de espacios para alentar el intercambio de ideas que estimulen la imaginación, es fundamental para mantener activa la mente creativa de toda la organización.

Por último, hay que tener presente que para innovar se requiere estar dispuesto a fracasar muchas veces y “hacerlo rápido y barato”, como afirma Xavier Marcet, conocido asesor empresarial español y profesor universitario, experto en el campo de la innovación.

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