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  • Cronista - Buenos Aires

miércoles, 4 de abril de 2012

Como mínimo resulta curioso que el promotor de subirle los impuestos a los ricos, el célebre inversor Warren Buffett, vuelve de nuevo a verse envuelto en un laberinto de acusaciones por parte del Internal Revenue Service (IRS) encargado de monitorear los aportes impositivos.

Según revelaba el New York Times, el gobierno ha presentado una demanda en Ohio contra el negocio de aviación privada del Oráculo de Omaha, Netjets, al que pide un total de u$s 366 millones en penalizaciones fiscales.

Si bien hubo quienes salieron en defensa de Buffett, entre ellos el autor del artículo publicado en el NYT, hubo otros que sostuvieron que, aunque esta situación viene propiciada por el arcaico y enrevesado sistema fiscal de EE.UU., de todas formas eso no exime a Buffett.

En síntesis, el Departamento de Hacienda de EE.UU. quiere penalizar a la compañía de Buffett por no haber recolectado de sus pasajeros un tributo conocido como 'ticket tax', básicamente el impuesto que el resto de los ciudadanos de a pie pagan al gobierno federal de EE.UU. cada vez que toman un avión. En rigor, ese tax es el equivalente al 7,5% del valor del billete de avión más otros u$s 3,80 por vuelo en el caso de ida y vuelta.

Para los especialistas, la materia bajo análisis tiene su bemoles. Algunos incluso argumentan y justifican en las buenas intenciones de Buffett al señalar que, cuando se hace referencia a la clase más adinerada del mundo, las percepciones del fisco a veces resultan erróneas.

Es que, sostienen, los millonarios que suelen usar los aviones privados de Netjets no compran un billete, sino que suelen pagar por horas de vuelo, de ahí que la compañía de Buffett no haya recaudado debidamente la tasa pertinente entre sus clientes.

A ello se agrega otra cuestión no menor. Los entendidos señalan que el propietario de un avión privado no está sujeto a este tipo de impuestos, véase el ejemplo del propio Buffett, pero muchos individuos son propietarios colectivos de un avión privado compartido, es entonces cuando el asunto se complica todavía más. El IRS ha considerado que en el momento en que el propietario de un avión (sea único o compartido) pone en manos de una empresa la gestión y mantenimiento de la aeronave, dicha compañía ofrece un servicio de transporte que debe fiscalizarse.

Como resultado, el gobierno sostiene que los propietarios de NetJets deberían estar obligados a pagar los impuestos de transporte en dos frentes: un impuesto sobre las tarifas para poner el avión en el aire y otra sobre el mantenimiento.

NetJets ha cobrado el primer impuesto a los propietarios de sus aviones desde 2003, cuando un tribunal dictaminó que debía cobrar dicha tasa sobre las tarifas que pagan los propietarios por sus horas de vuelo. Sin embargo, el tribunal no se pronunció sobre si también debía cobrar un impuesto sobre los gastos mensuales.

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