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  • Juan Miguel Durán Prieto

lunes, 25 de agosto de 2014

Las tendencias económicas de los países han evolucionado durante los últimos años hacia un proceso de globalización, el concepto de transporte hoy involucra una noción más amplia como  el de la cadena logística, una variable fundamental para competir en los nuevos mercados.

Así las cosas, es claro que para que un país pueda alcanzar los niveles de producción y competitividad que hoy exige el comercio mundial, es más que necesario el desarrollo de su infraestructura vial y de sus servicios de transporte, que no significa más que la creación de una infraestructura y unos corredores logísticos competitivos a nivel regional y mundial.

En lo que respecta a los Tratados de libre comercio (TLC) estos representan desafíos adicionales para el país y su infraestructura. Según el Documento Conpes 3744, se estima que con su implementación se aumentarían las exportaciones reales en 2,68% y las importaciones reales en 1,93%, adicionalmente representaría un crecimiento del PIB aproximado en 0,82%. 

Desde el año 2010 el Gobierno Nacional entendió que el rezago en la infraestructura de la cadena logística del país era una prioridad para enfrentar la apertura económica y los tratados de libre comercio y se concentró en diseñar una estrategia basada en cinco elementos: Triplicar los recursos en infraestructura de transporte; Crear el viceministerio de infraestructura, promulgar la Ley de Asociaciones Público Privadas, la Ley de Infraestructura y la Ley de seguridad Vial; Invertir en estudios de ingeniería y destinar dos años para la estructuración de más de 40 proyectos, con el fin de evitar las demoras y cuellos de botella del pasado; Implementar las Rutas de la Ejecución: todos los proyectos son supervisados personalmente por los funcionarios del Ministerio de Transporte y sus entidades adscritas y, por último, establecer mesas de cadena logística con todos los actores con el fin de identificar y resolver cuellos de botella.

El principio de la estrategia es sencillo: “Las carreteras, los puertos, los aeropuertos, los ríos y los trenes mueven el crecimiento económico del país” y para lograrlo la ANI, el Invias, la Aerocivil, la Superintendencia de Puertos y Transporte y Cormagadalena fueron dotadas con mayores presupuestos, hasta el punto de triplicar la inversión del Ministerio en comparación a la de 2010.

La inversión en infraestructura de transporte, por ejemplo, alcanza un acumulado de $28,5 billones entre 2011 y 2014; y hoy es considerado como un sector clave para la expansión del PIB, según cifras del Dane.

Pero lo más importante de la estrategia es que los recursos y los esfuerzos se destinan a todos los frentes del transporte en la cadena logística, entre los que podemos destacar: Intervención de vías nacionales para conectar a las ciudades entre sí y con los puertos marítimos y las zonas de frontera; Rehabilitación de pistas y torres de control de los aeropuertos del país; Recuperación de la navegabilidad del río Magdalena; Detección de los principales cuellos de botella en la cadena logística (por medio de las mesas de trabajo promovidas por la Superintendencia de Puertos y Transporte se han identificado 224 cuellos de botella de los cuales ya han sido resueltos 181, 81%, y el resto están en proceso); Eficiencia en el sector portuario y Reactivación del sistema férreo.

Aunque los esfuerzos en construcción y mantenimiento de infraestructura nunca son suficientes, con las acciones que ha adelantado el Gobierno Nacional se puede asegurar que en el corto plazo el país contará con una infraestructura y unos corredores logísticos competitivos, que le permitirán adelantarse de años de retraso y enfrentar con altura los compromisos y retos adquiridos en sus tratados internacionales de comercio.

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