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  • Eduardo Varela Pezzano

miércoles, 20 de agosto de 2014

Los imputados se defendieron alegando que nunca vieron la pornografía, que nunca la solicitaron y que los videos llegaron a sus dispositivos móviles por mensajes de WhatsApp. Cuando alguien te manda una foto o un video por el chat de tu celular, los archivos automáticamente se almacenan en la memoria del aparato. Los señores no tenían idea de esto, y por meses cargaron con la pornografía a todas partes.

La legislación colombiana no penaliza lo obsceno y pornográfico (Corte Constitucional. Sentencias T-391/2007 y T-909/2011). Esa es una de las libertades, y ventajas, de vivir en Colombia. Si te gusta ver pornografía, ya sea de heterosexuales, o de mujer con mujer u hombre con hombre (y del mismo modo en sentido contrario), no hay autoridad que te pueda juzgar por tu libre pensamiento. Y a la postre, ¿por qué habrían de juzgarte? Las cortes americanas lo llaman the right to be left alone (el derecho a que te dejen en paz) y lo entienden como “el más completo de los derechos, y el derecho más valorado por un pueblo libre” (Olmstead v. U.S., 277 U.S. 438 (1928). 

Bueno, la verdad es que si en Colombia te encuentran viendo pornografía de cualquier tipo en un sitio público, o abierto al público, tal vez te ganes una contravención de policía por ejecución de un hecho obsceno en público (art. 44, Decreto 522 de 1971). 

¿Entonces, cuál es la moraleja en la historia de los ingleses?  
Cuidado con lo que te mandan por el chat. Hoy por hoy cualquiera de tus contactos te puede enviar archivos inapropiados que tu celular almacena en la memoria o en el disco duro del equipo. Aun cuando borres el historial del chat, las fotos y videos que te envían todavía podrían quedar guardadas en las carpetas de “imágenes” o “videos”, o incluso en una carpeta oculta, y ahí es donde empiezan los problemas.

Quizás uno de los más grandes problemas que podrías tener es que te manden imágenes o videos que representen actividades sexuales involucrando a menores de edad, que no te des por enterado, y que cargues para todos lados con esos archivos en tu equipo. Almacenar, poseer o portar pornografía de menores, incluso para uso personal, es un delito (art. 218 del Código Penal), y la pena va de 10 a 20 años de prisión y multa de 150 a 1.500 salarios mínimos legales mensuales vigentes.

También vivimos en una época en la que toda tu actividad en línea o por redes inalámbricas es fácilmente rastreada, vigilada o chuzada, así que si guardas pornografía, sea de menores o no, alguien ya lo sabe, o lo sabrá más tarde que nunca. 

Edward Snowden, por ejemplo, ha denunciado que los trabajadores de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA) rutinariamente comparten tus fotos en desnudo. Así es. Tus fotos probablemente ya las vieron Bill, George y sus colegas en Maryland, U.S.A.

Esta semana diferentes noticieros reportaron que Google denunció ante la policía local de Houston que John Henry Skillern, un agresor sexual que recientemente había salido de la cárcel, guardaba pornografía infantil en sus correos de Gmail. 

El hombre no había dejado rastro alguno en internet o en ningún otro sitio de sus actividades, y su captura y condena tuvieron como único responsable a Google y a su pesquisa de archivos privados almacenados en una cuenta de correo electrónico. 

Aunque no hay duda de que el mundo es un mejor lugar gracias a que Skillern está nuevamente tras las rejas, este caso es indicativo de que cualquier información que almacenes o portes en tu celular, incluso si te la enviaron sin tu consentimiento, podría ser eventualmente descubierta, compartida o reportada, y te podrías meter en un problema, seas o no una persona inocente. 

Una vez más, cuidado con lo que te mandan por el chat.

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