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Analistas 27/01/2023

Me duele la muerte de las mujeres

Natalia Zuleta
Escritora y speaker
Natalia Zuleta
La República Más

Me duele la muerte de las mujeres pero no sólo la física en la que volamos de esta dimensión. Existen muertes en vida que son más perversas porque respiran y se convierten en cárceles de sufrimiento y humillación. Son anclas de dolor que nos atan a pasados impunes, a silencios interminables y a vergüenzas eternas.

Cada día encuentro más noticias sobre violencia de género física y psicológica a un grado tal que para muchos seguro se ha vuelto costumbre o parte del inventario habitual de hechos que acaecen en este paradójico mundo.

Las mujeres desafortunadamente hemos sido noticia en los últimos días por diversas y despiadadas realidades. Canciones que delatan a grito herido una traición, tragedias de una joven madre que muere de cáncer en un país ajeno dejando a sus hijos pequeños y a su esposo, una joven dj que aparece muerta dentro de una maleta en un depósito de basura, entre muchas otras.

Y esas muchas otras historias que son miles, son anónimas y están hechas también de dolor, indignación, confusión y vacío. Porque en ese vacío es en el que muchas veces se ha estipulado nuestro ambiguo devenir. Tal vez si habláramos de arquetipos estos se han convertido en la lupa para observarnos y juzgarnos. Lo que la vida me ha llevado a entender a través de mis experiencias personales es que no estamos aquí para cumplir un rol y estereotipo social único e inquebrantable.

Nuestra vida no puede ser sólo narrada en canciones, memes, novelones y dramas. O expuesta en desgarradoras noticias que prenden alarmas momentáneas sobre una realidad preocupante. La fanfarria de la victimización poco o nada ayuda a crear un escenario en el que nuestra esencia sea reivindicada. Para mi estas son sólo tendencias que nos hacen caminar más hacia los abismos en donde nuestra identidad corre peligro.

Hemos perdido tal vez esa capacidad de expresarnos, el poder de la palabra con coraje y valentía que alimente nuestra sabiduría interior, porque no hay peor enemigo de la evolución que el miedo. Las mujeres nos hemos dejado llevar a extremos en los que acorraladas cometemos grandes equivocaciones.

Siento que hoy más que nunca necesitamos construir escenarios que nos validen y en donde seamos escuchadas desde un lugar diferente al mero género. Escenarios que convoquen desde la autenticidad de nuestras cualidades y el poderío de una fuerza femenina que es más que despecho, histeria o miedo. El liderazgo femenino debe construirse desde un lugar de mayor profundidad, que convoque a la evolución espiritual y a una nueva mirada más despojada de prejuicios culturales.

Las mujeres ya no queremos sufrir en silencio, pagar con nuestra muerte física o psicológica nuestros errores, queremos amar y ser amadas. Un amor como herramienta de liderazgo en el que convergen los ideales más nobles para irradiar los a nuestras familias y al mundo.

La reivindicación anhelada de tantas luchas solo se dará si cantamos al unísono con la voz de la sabiduría, esa que nos da ser gestoras de vida, seres sensibles y capaces. No es cuestión de gritar a los cuatro vientos el despecho sino de asumir y hacernos cargo de los desafíos que nos plantea la vida en nuestros matrimonios o relaciones amorosas, y afectivas, en el trabajo, en la familia.

Hoy me duelen las mujeres, me duelo yo misma porque también me he rezagado en el anhelo de postergar mi felicidad por miedo a explorarla. Sin duda alguna necesitamos una sociedad que condene cualquier tipo de violencia y que haga justicia. Pero también es hora de ser justas con nosotras mismas, aprender a poner límites y expresar nuestras emociones y deseos. Me duele las muertes de las mujeres.

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