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Escuela de Gobierno de Harvard 07/05/2021

Los cuatro pecados de Duque

Ana María García Osorio
Maestría en administración pública en desarrollo internacional
Analista LR

La Reforma Tributaria fue el florero de Llorente para un pueblo que ya estaba inmerso en descontento y pobreza. Hoy quiero llamar la atención a los cuatro pecados del manejo político de la reforma de Duque y su potencial salvación.

1. No hay pecado más grande que el abuso infame de la fuerza pública que está imperando en Colombia. El hecho de que las Naciones Unidas y la Unión Europea estén llamando la atención frente a la situación en Colombia que ha dejado por lo menos 19 muertos, 86 desaparecidos y 846 heridos es indignante. Más indignante aún es que el Ministerio de Defensa se esté escudando bajo la premisa que “nadie ha dado la orden de disparar”. Señor presidente, aduéñese de la situación, pida disculpas y dé la orden inmediata de suspender el uso de fuerza letal en las manifestaciones.

2. La reforma tenía grandes méritos técnicos de una urgente reestructuración fiscal en Colombia y de una ambiciosa agenda social. Esto nunca se comunicó adecuadamente. Es curioso que un presidente que tiene una franja televisiva diaria tenga tan mala comunicación de algo tan fundamental. La reforma era necesaria para que el país no quedara reportado en el Datacrédito internacional como acertadamente ilustró el humorista, La Liendra. Tal vez, el presidente podría contratarlo como Asesor de Comunicaciones, seguramente haría un mejor trabajo que cualquier asesor actual. La carencia de claridad fue el caldo de cultivo perfecto para la desinformación y mentiras que pulularon en las redes sociales.

3. El pueblo le está cobrando al gobierno su carencia de empatía. Esto puede ser visto en el rechazo generado cuando el ex-Ministro Carrasquilla demostró no tener claridad del valor de una docena de huevos. Existe la sensación de que el gobierno legisla desde El Olimpo. El gobierno debió haber demostrado que se iba a “apretar el cinturón”. Esto se hubiera podido lograr con recortes a gastos de representación del Ejecutivo y congelación de salarios. Es claro que esto puede no representar una diferencia significativa en el hueco fiscal, pero por lo menos le demuestra al pueblo que los gobernantes también se “meten la mano al bolsillo”. Demuestra que todos estamos afectados por la situación y que solo saldremos de la crisis juntos.

4. Después del retiro del proyecto el gobierno desperdició la oportunidad de generar consenso nacional y de oír a la población. La decisión del presidente de excluir de la mesa a los partidos de la oposición y a los líderes del paro demuestra de nuevo la desconexión que existe entre el pueblo y el gobierno. Esto repite el error del proyecto de ley original porque sigue pareciendo que la Reforma Tributaria se hace a puerta cerrada excluyendo voces.

La potencial salvación de Duque está en el rumbo impuesto por el nuevo Ministro de Hacienda, José Restrepo, quien en su primer día ha hecho declaraciones que demuestran su voluntad de reunirse con los manifestantes y de suspender compras innecesarias como aviones de guerra. Ojalá que Restrepo haya entendido la necesidad de bajar del Olimpo y gobernar oyendo al pueblo. Ojalá que este nuevo rumbo nos lleve a reconciliarnos, a detener la barbarie y la violencia. Colombia lo necesita.

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