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EDITORIAL

Un año con todas las alarmas encendidas

lunes, 4 de enero de 2016
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El frente económico es impredecible, la incertidumbre se ha instalado en el país, todo está en manos del frente político y el acuerdo de paz.

Arranca en pleno 2016 con todas las alarmas económicas encendidas o en luz naranja. Si miramos detenidamente el panorama económico de Colombia y lo ampliamos a las economías emergentes y las comparativas de la región, podemos claramente corroborar que las cosas no serán fáciles en ninguno de los indicadores fundamentales. Empecemos por mirar lo que tiene que ver con el Índice de Precios al Consumidor que mide la inflación, el llamado impuesto de los pobres, que amenaza con salirse de madre, no solo por no haberse ponderado bien el peso de la alta devaluación en la canasta familiar sino por no prever la profundización del Fenómeno de El Niño este enero y su impacto en los precios de productos agropecuarios. Una variación de precios cercana a 7% (6,39% doce meses) es una alarma que debe hacer reaccionar a la Junta Directiva del Banco de la República, entidad rectora de la política monetaria que no había tenido que librar con una situación como la que se le presenta al comienzo de este año.

La siguiente situación que genera preocupación tiene que ver con las tasas de interés domésticas que suben sin remedio como consecuencia del factor inflacionario y de las alzas en el costo del dinero en los países emergentes, y por supuesto en Estados Unidos. El Banco de la República desde hace cuatro sesiones ya marcó la línea de alzas y no habrá una tendencia contraria hasta bien entrado el segundo semestre, todo dependiendo de lo que suceda con la inflación y el entorno internacional que poco está ayudando para que regrese el dinero barato. Una tasa de intervención cercana a 6% (5,75%) y una tasa de usura que coquetea con 30% (29,52%) no son cifras que benefician el desarrollo de proyectos de expansión empresarial ni personal. Ese nivel de tasas le pegarán inexorablemente al consumo de los colombianos que se había convertido en un motor de crecimiento económico en los últimos años.

Ahora bien: con la inflación desbordada, las tasas bancarias altas y un entorno internacional impredecible y lleno de incertidumbre, la cifra de crecimiento económico no repunta a niveles que generen los empleos formales que el país demanda. La banca local y la multilateral coinciden que el crecimiento del PIB de este 2016 no superará 2,8% y que el año que terminó hace pocos días solo llegará a 3%, lo que genera grandes preocupaciones sobre el futuro inmediato de los otrora motores de la economía colombiana como el consumo, la construcción y el sector minero energético, este último altamente dependiente de los precios internacionales del petróleo que sigue registrando mínimos históricos. No es un buen comienzo de año en términos económicos, pero sí en el frente político en donde está por verse qué pueda generar la firma del final de conflicto interno, una noticia que no se veía en medio siglo.

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