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EDITORIAL

Reflexiones para elegir a mandatarios

viernes, 13 de febrero de 2015
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El desarrollo y progreso del país está ligado a lo que ocurra en las regiones y en este mundo global más extendido

Sin duda que la experiencia adoptada en Colombia desde mediados de los años ochenta de extender la elección popular a alcaldes y gobernadores, ha dejado en el neto resultados favorables para la democracia y participación de los ciudadanos en la solución de sus problemas locales, aunque es evidente que al desagregar ese balance, unas regiones han logrado hacerlo mejor que otras y los indicadores, en términos de crecimiento y desarrollo económico y social, también son dispares. No es del caso dar nombres, pero la evidencia empírica muestra que en las zonas y municipios en los que la administración pública ha sido más deficiente y sujeta a las maniobras de grupos politiqueros, la pobreza, indigencia y progreso están por debajo de la media nacional.  

Por eso, ahora que comienza a calentarse la campaña electoral con miras a las elecciones que definirán los nuevos gobernadores y alcaldes que regirán los destinos territoriales en el período 2016-2019, es oportuno hacer algunas reflexiones básicas, pues los comicios de este año tendrán unas características especiales y marcarán la ruta del desarrollo y el futuro regionales.

Dado que Colombia es un país de regiones, el primer factor que pesará sobre las elecciones en cuestión tiene que ver con los resultados y avances del proceso de paz que hoy adelantan en La Habana el gobierno nacional y la guerrilla de las Farc, pues a esa fecha se sabrá su estado, alcance y concreción de muchas de las propuestas, y buena parte de su ejecución quedará en manos de los nuevos mandatarios locales y regionales, por lo que en ese orden de ideas será determinante su capacidad para ponerlas en marcha. Complementariamente, las elecciones de octubre serán en la realidad un plebiscito popular sobre el eventual acuerdo a que se llegue.

Por otra parte, para nadie es un secreto que las nuevas condiciones que deberá enfrentar el gobierno nacional en materia económica y en particular por efecto de la caída en los precios internacionales del petróleo, afectará seriamente sus programas de inversión regional y los aportes que por regalías y transferencias reciben los entes territoriales, lo cual resultará poco rentable en términos políticos, pero es una responsabilidad para garantizar el sostenimiento y la estabilidad hacia el mediano plazo. Los nuevos gobernantes tendrán que obligatoriamente apretarse el cinturón, asunto que desde hace ya varios años no se veía en el país como consecuencia de la relativa bonanza fiscal que acompañó al país. En estos términos, sería importante que desde el centro comience a mostrarse a las regiones la verdadera capacidad que tiene el Estado para financiar programas y proyectos, lo cual sería de gran ayuda para quienes tomarán las decisiones a partir del año 2016.

Lo ideal sería pedir a los electores que evalúen las propuestas de los candidatos y tomen la decisión del voto, pero eso es más un deseo que posibilidad real. Sin embargo, organizaciones privadas vinculadas a la academia y a la investigación, al igual que algunas ONGs, sí podrían tener un papel más proactivo en esa evaluación de las propuestas de los candidatos, así como el seguimiento a las hojas de vida y realizaciones de los aspirantes. 

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