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EDITORIAL

¿Preparados para unas tasas de interés a 8%?

lunes, 25 de julio de 2016
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Es un hecho real que la inflación ha resucitado con mucha fuerza y que el alza de las tasas desde hace casi un año no ha aplacado la variación de los precios.

La semana que comienza será una de tasas altas, eso si nos atenemos a lo que se ha visto durante las últimas sesiones de la Junta Directiva del Banco de la República que se reúne el próximo día 29 para auscultar las variables macroeconómicas. Desde hace diez meses los codirectores del Emisor han venido subiendo los tipos de interés de intervención en el mercado a razón de 0,25 puntos por reunión en promedio, en una ocasión subió 0,50. Estas decisiones tienen las tasas en 7,50%, las más altas de los últimos cinco años. Una medida encaminada a bajar la inflación que poco o nada ha respondido como un medicamento que ha dejado de hacer su efecto.

La variación desbordada de los precios que registra la economía se viene dando desde hace un año cuando se identificó como causa el fenómeno de El Niño que retrasó las cosechas y las siembras de algunos productos del campo; posteriormente se vino una devaluación del peso que cabalgó sobre la economía transfiriéndole a los precios de los productos básicos sobreprecios por importaciones, y finalmente, a lo largo de unos 46 días, el abastecimiento nacional se vio golpeado por un paro de camioneros, el más largo de la historia, que tuvo consecuencias en el suministro de alimentos y en la especulación en algunas centrales de abastos.

La meta rango de la inflación, según el Banco de la República, está entre 2% y 4% para el acumulado de 2016, cifras muy lejanas de alcanzar si nos basamos en lo que se verá este mes. Las expectativas de inflación del mercado están más cercanas de 7% que de 6%, tres puntos más que la deseada por los codirectores del Emisor, que ven por tercer año consecutivo cómo sus vaticinios se alejan de la realidad del costo de vida en Colombia. Es un hecho real que la inflación ha resucitado con mucha fuerza y que el alza de las tasas desde hace casi un año no ha aplacado la variación de los precios. No obstante, es el único ‘medicamento’ con que cuenta el Emisor para mantener a raya el costo de vida.

El Ministerio de Hacienda, que encabeza la junta directiva del Banco de la República y que simboliza la participación del Ejecutivo en la independencia de la política monetaria, está en la obligación de trabajar con el Ministerio de Agricultura y de Industria para hacer un plan de choque ante las elevadas alzas de precios. El Emisor no tiene injerencia en las cosechas ni en las siembras, mucho menos en las importaciones de alimentos y prestación de servicios; eso está en manos del Gobierno central que debe trabajar más de la mano de los productores y garantizar los suministros adecuados en los lugares de fijación de precios como las centrales de abastos. Los comerciantes son quienes más sienten las tasas altas que desincentivan a los consumidores por dos vías: precios altos y financiación costosa, pues las tasas rápidamente se transfieren a los compradores de productos básicos.

Es un imperativo para los próximos meses que el Gobierno enfrente las consecuencias de los precios altos y las tasas en los niveles más altos. Al país económico (al de los consumidores) se le debe hablar con claridad y pedagogía sobre las consecuencias del desborde de la inflación .

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