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El Gobierno por primera vez tiene un plan para reactivar la economía, ha identificado unos ejes para lograr que el PIB crezca 2% este año y 4% el próximo, pero el dinero debe cuidarse
Todo plan para reactivar la economía falla cuando los gobiernos solo se dedican a apellidar cada sector con la palabra “reactivación”, no le ponen indicadores, no ejecutan, no bajan las ideas del PowerPoint y permiten que el dinero destinado quede en manos de congresistas comisionistas y ministros con ejércitos de contratistas propios. El plan para reactivar la economía es necesario y oportuno, pero aún no hay blindajes para que esa plata se convierta en miel para los corruptos.
Cualquier sector económico que se identifique como eje para reactivar es adecuado: energía, agricultura, transporte, infraestructura o tecnología, lo clave es diseñar una batería de indicadores que le hagan seguimiento a esa asignación de dinero público y de políticas. El caso del agro es crónico: no hay Gobierno de turno que no hable de la reactivación del agro, incluso destinan enormes recursos públicos para lograrlo, pero se falla en el seguimiento y el campo sigue sin aportarle más al PIB, pues se cometen errores como enfocarse en el asunto de la propiedad de la tierra y no en la productividad.
En el agro se deben tener planes concretos de producción industrial, tecnificada, mercados internacionales y sustitución de importaciones, pero esas cosas no se logran porque el dinero público lo capturan los intermediarios de las políticas y algunos gremios.
La Andi ha propuesto cosas concretas como reforzar las políticas de admisibilidad sanitaria y aprovechamiento de mercados en el ICA, una entidad dorsal que nunca tiene juego en las políticas de reactivación. No se puede olvidar que asuntos como el status sanitario tiene que ver con las exportaciones, pues de nada se vale producir si Colombia es un paria en temas sanitarios y fitosanitarios.
Colombia carece de un sistema sanitario robusto diseñado de manera estructural. La gran cantidad de gremios que existen en el agro, son jugadores importantes en una reactivación verdadera y deberían trabajar más de la mano con el ICA y algunas superintendencias; en pocas palabras, ayudar a bajar la palabrería del gobierno a cosas concretas.
Los otros frentes claves para revitalizar la economía son la construcción e infraestructura, sectores prioritarios para hacer que el PIB crezca de manera eficaz. Para ello, las políticas públicas en vivienda y en concesiones se deben dinamizar apartándose de la tradicional ideologización. Han pasado dos años y el Gobierno no ha sido capaz de diseñar y poner a andar una gran obra de alto impacto que los inscriba en la historia; lo poco que se ha entregado viene de administraciones anteriores. Todos los gobernantes tienen en su cabeza grandes obras como autopistas, puentes, aeropuertos, puertos, distritos de riego y ferrocarriles, más si son viajeros frecuentes a países desarrollados y comparan, pero la diferencia está en que son muy pocos los presidentes que pueden mostrar obras realizadas.
En términos de infraestructura, si el Gobierno Nacional garantizara el uso permanente de las carreteras, puertos y aeropuertos, evitando las crónicas protestas, tomas y robos que comprometen la poca infraestructura, las cosas se reactivarían. Los bloqueos y los cierres viales sobre las arterias del comercio nacional e internacional, vital para generar empleo y pagar impuestos, son un cáncer para la reactivación. Sólo con la promesa del Gobierno de evitar los bloqueos y la violación de la propiedad privada, el país tomaría la vía del desarrollo y crecimiento.
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