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EDITORIAL

Nada menor el tema del riesgo y la incertidumbre

martes, 11 de abril de 2017
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Hace mal el Presidente en aconsejar a empresarios de medios el manejo de la información, pero más mal hace que los medios privilegien lo judicial 

No puede pasar desapercibido el comentario que el presidente Santos le hizo a la junta extendida de la Andi la semana pasada, en el sentido que les recomendaba a los empresarios de medios ser más optimistas en la presentación de los datos de la coyuntura económica. Es obvio que el Presidente no puede actuar como un macroeditor a quien le gustan o le disgustan las noticias que se publican en los medios de comunicación, eso solo ocurre en los regímenes totalitarios donde la censura y la manipulación son pan de cada día, pero en Colombia se ha gozado de una larga democracia que ha respetado la independencia informativa de la radio, televisión, periódicos e internet. Las amenazas y ataques siempre han venido de los actores armados al margen de la ley, llámense guerrilla, paramilitares o narcotraficantes y a veces de políticos corruptos ligados a gobiernos de turno. Mientras haya responsabilidad, experiencia y formación permanente, los medios de comunicación pueden informar con libertad gracias a una credibilidad sustentada a lo largo de muchas décadas de trabajo profesional por el país, pero con la atomización de medios y la llegada de verdaderas transnacionales de los mensajes, en las que cualquiera puede ser periodista, bien vale la pena reflexionar más a fondo sobre cómo se hace la interpretación y se comunican los hechos relevantes, especialmente los que tienen que ver con el mundo de la economía. Existen dos variables intrínsecamente ligadas en cualquier ecuación que son el riesgo y la incertidumbre, una más dependiente de la otra. Lo que hacen los medios especializados en finanzas, empresas y economía es tratar de rutinizar esa incertidumbre para aportar más datos para que se puedan tomar decisiones; esa rutinización de la incertidumbre se hace por medio del  libre acceso a la información de primera mano (fuentes calificadas e independientes) y analizarlas desde el por qué sucedió y qué consecuencias traerá tal o cual suceso. Tradicionalmente los periodistas colombianos sustentamos ese ejercicio diario en la carga histórica de los sucesos, que no es otra que la óptica judicial. Y casi todos los líderes informativos, que son diferentes a los de opinión, privilegian una nota de orden judicial que una económica; y las económicas se pasan por el filtro judicial. Por eso solo recordamos como noticias económicas relevantes cosas como Interbolsa, Odebrecht o Reficar, y olvidamos en ese frenesí informativo judicial lo que hacen los bancos o las industrias o las mismas políticas públicas para desarrollar al país. Un país que atraviesa por las postrimerías de un conflicto de seis décadas y que se acerca a un tiempo electoral donde se cambiará al Presidente y el grueso del Congreso, está en medio de una incertidumbre creciente en donde el riesgo se dispara. No toda la información se debe judicializar, ni todo el ejercicio empresarial es secundario. Hay elementos en los que se debe reflexionar con profundidad.

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