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La próxima reunión de los países productores de petróleo será clave para poder pronosticar lo que pasará en 2015
La economía mundial acaba de sufrir un golpe preocupante: Japón, el país con el tercer PIB más grande del mundo, entró técnicamente en recesión al anunciar que su PIB cayó 0,4% en el tercer trimestre de 2014, lo que anualiza la caída a 1,6%. Con seguridad que la noticia no pasará desapercibida y se sentirá en los mercados, pues al interior de Japón ya se da por descontado que tendrá implicaciones políticas, incluyendo convocatoria a elecciones antes de finalizar el año. Al pobre panorama económico nipón se suma el débil desempeño de las principales economías de Europa y la ya evidente desaceleración de China. El panorama se completa con la perspectiva de alza en las tasas de interés empujada por la Reserva Federal y la caída en los precios del petróleo y de otras materias primas. Esto sin duda tendrá consecuencias en la economía global, pero no hay que ocultar que el impacto lo sufrirán con mayor fuerza las economías emergentes, obviamente incluida América Latina.
Los menores ingresos por exportaciones y los menores recaudos tributarios por la caída del petróleo son dos factores que llaman la atención en nuestros países. En ese orden, sin duda que uno de los factores que sentirán la “destorcida” es la calificación de la deuda externa y su consiguiente encarecimiento, luego de varios años de estar en buena posición en grado de inversión. Las primeras reducciones en esas calificaciones no se han hecho esperar, como ha ocurrido en Rusia, Brasil y Sudáfrica. Expertos internacionales como el BNP de París ha calculado que si el precio del petróleo se mantiene en cerca de US$80 por barril en los próximos años, los países del Golfo Pérsico, Rusia, Latinoamérica y África podrían ver reducidas sus calificaciones y sería más grave si cae hasta US$60, aunque es evidente que la situación y condiciones variará según el país, como lo advierte el Fondo Monetario Internacional, sobre Arabia, Rusia y Nigeria, que de acuerdo con el organismo requieren cotizaciones por encima de US$90 para equilibrar sus presupuestos, así los dos primeros tengan volúmenes grandes de reservas en divisas. Para el BNP con petróleo a US$80, Rusia, Azerbaiyán y Kazajistán perderán su grado de inversión, los africanos se hundirán mientras que en Oriente Medio solo habría una reducción.
La situación tiene una cara contraria. Dado que cerca de la mitad de los países emergentes importan crudo, la caída en el precio representaría un favor. Es el caso de India, Corea del Sur, Taiwán, Filipinas, Hungría, República Checa, Polonia y Tailandia, entre otros. Colombia podría estar en la mitad, pues tiene en contra una situación fiscal poco holgada. La próxima reunión de la Opep es clave para saber qué va a pasar.
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