Las tendencias que va heredando la pandemia

Esta es la segunda Semana Santa consecutiva durante la cual se promulga el discurso del cuidado, del distanciamiento, de alejarse de las aglomeraciones y sobre todo de evitar el contacto con superficies sospechosas de albergar el coronavirus. Por más que los planes de vacunación en todos los países vayan avanzando de acuerdo a sus capacidades de negociar las dosis y de la logística de aplicación, aún se ve en el panorama la incertidumbre del llamado tercer pico de contagios que puede llegar en las siguientes dos semanas, tal como ocurrió después de las fiestas de fin de año cuando se esfumaron los controles y las personas empezaron a actuar desafiantes ante las recomendaciones. Seguramente, será inevitable que pasada la llamada Semana Mayor, las UCI de las clínicas y hospitales se verán concurridas.

Las cosas han cambiado y la esperada normalidad es el presente. La pandemia dejará de herencia prácticas, hábitos sociales o usos culturales que antes eran imposibles de adoptar. Lo primero es la verdadera transformación tecnológica a que se han sometido no solo las empresas sino las personas: los pagos por celular, el entretenimiento por las plataformas de streaming, las videollamadas, el consumo de información en tiempo real y toda clase de usos tecnológicos llegaron para quedarse. Ese salto tecnológico apoyado por el mejoramiento de las conexiones a internet es sin duda la primera gran herencia de esta pandemia que se extenderá por varios meses más. La segunda gran tendencia tiene que ver con el llamado teletrabajo o trabajo en casa, que si bien legalmente no es lo mismo, en la práctica de las personas y las familias obedecen al mismo tema: quedarse en casa haciendo cosas que antes se hacían en la oficina. El salto tecnológico derivado de la pandemia hizo que trabajar desde la casa se haya convertido en una realidad que en otras condiciones habría sido muy difícil de introducir en sociedades enfocadas a desenvolver su vida laboral en calles, fábricas y oficinas.

La tercera tendencia que llegó para quedarse por un buen rato son los domicilios, que si bien ya eran una costumbre en las grandes ciudades, ahora son una realidad en todo el país que ha catapultado un gran negocio. Cosas presenciales como mercar, comer o ir a tiendas y supermercados pasaron a otra época que puede reverdecer, pero pasará algún tiempo. Una cuarta y quinta tendencia, que también llegó para quedarse, es la importancia del “hogar” y en relación directa la “casa”, dos conceptos clásicos a los que no se les ponía mucha atención, pero que durante la pandemia cobraron importancia. El hogar determinado por con cuáles personas se comparte durante la jornada y casa en el sentido estricto de dónde duermes, trabajas, estudias y cómo está dispuesta.

El autodidactismo, la asepsia, el ahorro y el menor consumo también son tendencias que se quedarán como herencias secundarias. El llamado autodidactismo tiene que ver con estudiar o hacer deporte en casa por pura disciplina personal, sin tener que desplazarse a un colegio, universidad o gimnasio. Los tapabocas, los geles y el distanciamiento, que tienen que ver con una suerte de asepsia, ya se han instalado para nunca irse; y el menor consumo está vinculado al ahorro despertado de pasar meses y meses en la casa sin poder salir. Son visiones de la nueva normalidad.