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EDITORIAL

Las obras 4G no pueden tener los mismos peajes

sábado, 18 de enero de 2020

El cobro de peajes en Colombia amerita un revolcón que los modernice, no se pueden tener obras de vanguardia que son frenadas por eternas colas de pago en efectivo

Editorial


Colombia poco a poco se ha ido desatrasando del crónico rezago que venía padeciendo en su infraestructura vial, aeroportuaria y en materia de distritos de riego, pero más allá de la realidad de esas grandes obras conocidas como de cuarta generación o 4G, está su apropiación por parte de los usuarios quienes ven el desarrollo en varias regiones del país, no obstante la queja siempre es la misma: el lunar está en el cobro de peajes que aún se hace en dinero efectivo lo que genera largas filas de vehículos esperando sus monedas de cambio que torpedea largos trayectos y hace ineficiente el recaudo de la administración de los concesionarios. En promedio cada peaje vale unos $10.000, siendo los más caros los de $18.000 y los más baratos, los de $8.000; son cifras cerradas acordadas en los modelos diseñados por las constructoras más los ajustes de precios aprobados por el Ministerio de Transporte cada año.

La cultura ancestral colombiana es de hacer fila india, de apilarse en largas colas para hacer “vueltas” oficiales, lo que en otros países se ha resuelto con el dinero electrónico o los prepagos de tasas directas como puede ser un peaje. Hay países -muchos de los satélites de Gran Bretaña- en los que el pago de la tarifa de uso de las vías se prepaga en el galón de gasolina; en otros de la esfera europea y estadounidense se ha resuelto con tarjetas electrónicas o microchips en los vehículos; incluso en algunos el uso de los peajes puede pagarse en el costo del vehículo, posibilidad que ha abierto la Alcaldía de Bogotá con la posibilidad de pagar una tarifa semestral o anual para poder circular libremente del pico y placa. Hay muchas formas de modernizar el cobro de los peajes y eso es una tarea de las empresas concesionarias, el sistema financiero y el gran número de emprendedores digitales que han puesto a andar la billeteras digitales que pueden acabar de una vez por todas con las filas en las casetas de peajes.

El problema es que el caos en los pagos de los peajes solo se siente en los puentes festivos, Semana Santa y fiestas de fin de año, el resto del año no hay sensibilidad al tema porque los alcaldes y gobernadores no han sido capaces de financiar obras locales y regionales al interior de las grandes ciudades. Si Planeación Nacional hace bien su trabajo de “planear a largo plazo el diseño del país”, objetivo para el cual fue creada esta institución hace más de medio siglo, puede llegar a transformar las ciudades metropolitanas que hoy operan de facto, tal como es el Distrito Capital de Bogotá, el Área Metropolitana en Medellín, el Distrito de Barranquilla y por supuesto la gran capital del suroccidente colombiano, como lo constituye Cali con todos sus municipios aledaños que trascienden dos departamentos. Todo puede empezar por rediseñar la forma como se hacen las grandes obras de infraestructura y cómo se pagan los peajes; esas ideas no son un descubrimiento, son cosas que funcionan en otros países y que tarde o temprano operarán en Colombia.

Solo se trata de encontrar puntos de concordancia en donde todos ganen y se facilite la calidad de vida para los colombianos. En pocos años más de 70% de los colombianos vivirá en grandes ciudades con poblaciones dormitorios que necesitarán de autopistas para acceder a las corazones comerciales y financieros, pero para llegar allá debe tenerse claro cómo cobrar los peajes.

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