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Comparar la riqueza de las naciones y las personas ha sido un divertimento en todas las épocas. Hoy es más necesario ahondar en la responsabilidad.
La historia da cuenta de Mansa Musa I como el hombre más rico de la historia. Eso si nos atenemos a la riqueza material y no nos adentramos en discusiones religiosas o filosóficas. Fue emperador de Mali hacia 1324 y fundador de la hoy decadente Tombuctú. Cuentan los historiadores que su fortuna convertida en dólares actuales alcanzaría la cifra de US$400.000 millones; era el dueño de la mina de oro de Wangara que producía en esa época más de la mitad del metal precioso de todo el mundo conocido en pleno siglo XIV. Su riqueza era tan grande y legendaria que aún se habla de sus extravagancias y, es indiscutible que en las listas de los hombres más ricos de la historia siempre aparezca este africano.
El mundo ha cambiado y también la definición de hombre más rico, pero las comparaciones de riqueza siguen nutriendo las listas de los más adinerados. Desde 1917, la revista estadounidense, Forbes, bajo el lema: “La herramienta del Capitalista” ha construido una gran audiencia con su listado Forbes 500 en donde compara la riqueza de los empresarios, famosos, políticos y de todo tipo de celebridades. Ahora en tiempos de información en tiempo real calcula sus ranking al segundo con base en las cotizaciones de las bolsas de valores de todo el mundo. Tras el anuncio de Amancio Ortega, fundador de Inditex, de entrar al negocio de los detergentes, las acciones de la compañía se dispararon, logrando que el español alcanzara una fortuna de US$78.600 millones, superando al fundador de Microsoft, Bill Gates, que registró US$78.500 millones. Lo curioso es que la información de su riqueza se actualiza cada cinco minutos en directo del mercado financiero, y la posición varía cada lapso. Bill Gates, en varias oportunidades, ocupa el primer lugar. Ambos, aumentan su fortuna en una sola jornada unos US$1.000 millones sumando más de US$70.600 millones, un monto cinco o seis veces inferior al de Musa.
La reflexión cuando se comparan las riquezas en los diferentes listados es simple y la hace el economista Xavier Sala, ¿cómo hemos conseguido que los ciudadanos normales de un país normal tengan más cosas que el hombre más rico de todos los tiempos? En clara referencia a que el famoso Musa tenía literalmente casi todo el oro del mundo, pero carecía de todos los productos de los que hoy disponemos en una sociedad informada, consumista e hiperconectada. Las mejoras constantes en la forma de acumular riqueza han sido permanentes y la productividad hace que cada vez hayan oportunidades para mejorar la brecha entre ricos y pobres. Obviamente, es imposible igualar por lo alto en términos de riqueza, pero con las ideas o los conceptos extendidos de igualdad, equidad, pobreza, las cosas han mejorado a pesar del crecimiento de la población. “No es de la benevolencia del carnicero, del cervecero o el panadero de donde obtendremos nuestra cena, sino de su preocupación por sus propios intereses”.
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