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En su informe Perspectivas Económicas Globales, el FMI dice que la región sale del retroceso de -1% de 2016, gracias a México y fin de la recesión en Brasil
El Fondo Monetario Internacional publicó su informe de Perspectivas Económicas Globales para 2017 en el que rebajó las previsiones de crecimiento para el subcontinente latinoamericano a 1,1% y a 2% para 2018; juzga las economías emergentes por su falta de recuperación sostenida y plantea una incertidumbre crónica sobre mayor crecimiento a largo plazo en la región. La banca multilateral ve en el comportamiento de México una razón de esperanza y mayor optimismo por el fin de la recesión en Brasil, que repuntará un 0,2%. Entre tanto, el resto de los países se recuperan más lento de lo previsto. Dice el FMI que “las perspectivas de crecimiento difieren sustancialmente entre países (....) Mientras que la actividad en la mayoría de los exportadores de materias primas se espera que esté apoyada por los precios, los fundamentos internos siguen jugando un papel clave en algunos países grandes (...) Brasil consolidaría una recuperación que tocó fondo en 2016, con un retroceso económico de 3,6% (...) la recuperación será gradual apoyada por una menor incertidumbre política, una política monetaria más acomodaticia y progresos en la agenda de reformas”. Para México -segunda economía de Latinoamérica- plantea que “apuntalará su crecimiento en 2018 con un avance de 2%, pero se mantendrá expuesta a la incertidumbre que supone la llegada Trump, quien ha pedido renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte”. El tercer jugador es Argentina, que estrena un modelo económico menos populista y más enfocado al emprendimiento empresarial y al libre comercio, “país que también contribuirá a la recuperación de la región al crecer en 2,2% en 2017 y 2,3% en 2018. A Brasil, México y Argentina le siguen de cerca Chile y Colombia, donde el “desempeño económico está íntimamente ligado al precio de las materias primas”; para el FMI el crecimiento de nuestro país para este 2017 será de 2,3%, uno de los más altos del continente y el de Chile 1,7%. El caso crítico sigue siendo Venezuela, que retrocederá 7,4% en 2017 y 4,1% en 2018. Si bien un crecimiento de 2,3% para Colombia suena grande si se compara con la región, es mediocre dado que la generación de empleo está íntimamente ligada al ritmo de la economía. Al comienzo de esta semana, el Dane dio a conocer que el comercio y la industria completaron dos meses consecutivos en terreno negativo, pero lo peor es que ese par de renglones fundamentales acentuaron su caída, si se compara con periodos similares. Las ventas minoristas se desplomaron en febrero 7,2%, cifra dramática si se tiene en cuenta que en el mismo mes del año pasado hubo alzas de 5,3%. Es natural que este panorama haga que la inflación baje y que las tasas de interés sigan disminuyendo para que el desempeño económico recupere nuevamente dinámicas de PIB por encima de 5% o 6%, cifras que consolidarían desempleos de un dígito.
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