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Terminadas las elecciones y con un ganador contundente, el paso a seguir está en el gabinete ministerial de alta calidad.
El presidente Santos para su segundo mandato necesita de un gabinete ministerial de altísima calidad si lo vemos desde las promesas que hizo en campaña y los retos que se le vienen por delante con el posconflicto interno. Hoy más que nunca el país político, económico y social necesita de muchas reformas contundentes que pongan a Colombia por la senda del desarrollo. Y si la primera administración de Juan Manuel Santos fue buena, la segunda debe amarrar los logros, empezando por la paz.
Si se desmenuzan las cifras de la victoria santista del pasado domingo, todos los ojos se concentran en los votos que aportaron los departamentos caribeños y Bogotá, pero si nos detenemos a ver, hay hechos elocuentes como lo ocurrido en el Valle del Cauca y su vecino el Cauca, regiones que sumadas le dieron más de un millón de votos al Presidente, quizá un poco más de los que Antioquia le dio a Zuluaga. Y es apenas lógico que el compromiso claro con la paz haya calado en la región más golpeada por las guerrillas, el Valle por los desplazados y el Cauca como teatro de la guerra.
Para avanzar con velocidad y no ser inferior a las expectativas de los colombianos, Santos tiene que organizar el Congreso de la República con una bancada mayoritaria y comprometida y unos ministros de marca mayor que no solo sean unos burócratas de oficina, sino que logren verdaderos desarrollos como lo hizo el vicepresidente electo, Germán Vargas Lleras, con el programa de viviendas gratis, cuando estuvo al frente de la cartera de Vivienda. Hay muchos ministros que deberían quedarse porque le han tomado el pulso a la economía y saben actuar en consonancia, pero hay algunos otros que deben irse del Ejecutivo, pues son unos verdaderos lastres para el desarrollo del país.
La disputa electoral por la Presidencia de Colombia hizo brillar a un puñado de colombianos que merecen estar en el gabinete, no solo por su convicción de masas, sino por su compromiso con la paz. La Colombia entre 2014 y 2018, necesita de políticos con un perfil diferente, más moderno que conozca el país, que no sea inferior a las expectativas de la paz y su papel como ministros, y que especialmente, sean leales a la pacificación de Colombia, no a sus apetitos políticos. No va a ser fácil confeccionar un gabinete con tantos compromisos con aliados atípicos como los verdes, los de izquierda, el partido liberal, etc. Pero será la primera prueba de fuego, armar un grupo de grandes trabajadores a quienes no les quede grande el rótulo ministerial.
El segundo mandato da claridad para actuar con mayor contundencia y rodearse de los mejores para que ese triunfo del pasado domingo, no sea un hecho electoral sino el principio del cambio.
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