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EDITORIAL

El Niño nos volvió a coger fuera de lugar

viernes, 25 de abril de 2014
La República Más
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El Gobierno está a tiempo de articular políticas públicas serias que nos protejan de un periodo seco de larga duración.

Una de las fábulas más populares de la literatura global es la del “Pastorcito mentiroso” que cuenta la historia de un joven campesino que cuidaba un rebaño de ovejas cerca de un pueblo y le gustaba alarmar a los habitantes gritando ¡el lobo, el lobo! Pero cuando los pobladores acudían a ayudarle, se divertía con la falsa alarma. Hasta que un día de verdad llegó el lobo y el pastorcito alarmado pidió ayuda, pero nadie le puso atención. El lobo, viendo que no había razón para temer, destrozó el rebaño. Seguramente, lo mismo va a suceder con el fenómeno de El Niño, un hecho que se repite con gran intensidad cada década y que todas las instituciones científicas han alertado por su especial dureza para finales de este 2014.

¡Que viene El Niño! ese podría ser el grito que los ambientalistas, agricultores y meteorólogos vociferan desde hace meses y que nadie escucha. Seguro que ellos no se sentarán a reír como el pastorcito mentiroso de la fábula, sino que se cobrarán sus vaticinios y alertas oportunas. Quienes lo lamentarán serán los gobernantes locales regionales y nacionales que no han articulado políticas públicas para hacerle frente al periodo seco de larga duración.

Este Niño, dicen los expertos, vendrá más duro que nunca por los efectos colaterales del cambio climático que se ha desarrollado desde hace años, vía efecto invernadero. La huella de carbono de las ciudades colombianas, de los municipios de más de 50.000 habitantes que crecen sin control y de la dinámica en la venta de automotores (casi 350.000 carros por año), ha hecho que ese grado de calentamiento anunciado empiece a ser una realidad, lo que sumando al Niño venidero puede ser un verdadero coctel de desgracias especialmente para la generación de energía y el cultivo de alimentos en Colombia, un país puramente tropical hasta en sus previsiones.

El clima está cambiando. No es sino recordar las fotos de la sequía en los Llanos orientales y palpar directamente las pocas lluvias que cayeron durante este abril, que llega a su final esta semana. Los embalses y represas que producen energía y conservan el agua de consumo, están en promedios bajos para la época y ya se habla del elevado valor de la energía para la industria. Mientras tanto, el país político está metido de cabeza en las elecciones y ha olvidado que la planeación en estos momentos es crucial para que las consecuencias de un casi seguro fenómeno de El Niño sean menores.

El Gobierno Nacional le quedó mal al llamado país ambiental con la urgente reforma de las corporaciones autónomas regionales, instituciones claves para estos temas de agua, conservación y clima. Siempre lo advertimos: aún están a tiempo los gobiernos para hacer algo coherente. 

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