El clima electoral no debe dañar el clima empresarial

No solo es que se pronostica que la economía colombiana, en términos de PIB, pueda alcanzar al final de este año un repunte de dos dígitos, sino que la creación de unidades productivas en lo corrido del año está creciendo más de 17%; eso quiere decir que entre enero y septiembre se crearon 251.000 unidades empresariales (entre personas naturales y jurídicas); 52,7% de estos nuevos emprendimientos generó al menos un empleo, eso quiere decir que, hay unos 175.000 empleos que no existían y que aportan al gran reto nacional, que consiste en que el crecimiento del PIB se evidencie en puestos de trabajo, que no solo sea una fría cifra fundamental que mide la economía, sino que la gente la corrobore porque alguien de su círculo social recuperó su empleo o un desempleado por fin encontró una manera de ganarse la vida o de mejorar sus necesidades básicas insatisfechas.

Los sectores en los cuales más se crean empresas son comercio, industria y construcción. Sin duda, una dinámica loable en la destorcida de un “annus horribilis”, que aterrorizó en las mismas dimensiones a las personas como a las empresas con su alo de muerte.

Ya pasó la horrible noche como dice el Himno Nacional; los días tormentosos de picos y repicos de la pandemia originada en el coronavirus pasaron, así aves agoreras de las tragedias sigan invocando el advenimiento de una cuarta ola, tal como ha ocurrido en algunos países del mundo.

La ambiciosa vacunación en todos los rincones del país, el cuidado de las personas en las aglomeraciones y tumultos, el uso de tapabocas, más el cuidado con el contacto, son normas que por ahora han llegado para quedarse hasta que la Organización Mundial de la Salud (OMS) determine que la pandemia pasó a la historia. Lo importante, por ahora, es no dejar que el buen clima para hacer negocios, el despertar del consumo, y la destorcida de compras acumuladas por más de año y medio se enfilen y hagan que la economía se impulse y crezca más de 5% en el lustro venidero.

La economía colombiana, no solo necesita subir a unos US$350.000 millones de PIB, sino lograr que el ingreso per cápita se acerque al punto medio de dos dígitos en el lugar que está el promedio de los países de la Ocde. El nuevo año será bueno, pero hay que esperar y hacer que el año electoral no frene la inversión ni la dinámica de los negocios.

Los meses que se avecinan son fundamentales para cerrar con un crecimiento del PIB por encima de 9,5%, cifra promedio de los pronósticos, pero más importante es el arrastre para el primer trimestre de 2022; un momento de pleno optimismo, pues el inusual levantamiento de la Ley de Garantías, con el objetivo loable de que los gobernantes locales y regionales puedan ejecutar obras e inversiones y no los frenen las elecciones, será un empuje fundamental para crecer en el par de años venideros por encima de 4% o 5%, una ilusión para quienes siguen la economía a través de la lupa del PIB.

Las elecciones al Congreso de la República y a la Presidencia, no deberían ser un manto de incertidumbre sobre la economía, pero las propuestas populistas abren esa ventana al miedo generalizado. Que importante fuera que los actores políticos y aspirantes a ocupar la Casa de Nariño hagan un pacto por el crecimiento económico a largo plazo, la recuperación plena y la recuperación del bienestar de todos.