Desempleo, realidad versus cifras del Dane

Uno de los principales pilares de una economía regida por el libre  mercado tiene que ver con la institucionalidad de las cifras. Ese es el principio de las buenas prácticas que proclaman entidades multilaterales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, Ocde, bajo la creencia de que lo que no se mide no progresa. En Colombia, cada vez que sale el dato de inflación, crecimiento, exportaciones o inversión extranjera, y, por supuesto, desempleo, entre otras variables fundamentales para monitorear el rumbo económico, siempre saltan los incrédulos, escépticos y apáticos a descalificar cualquier dato, justo el mismo comportamiento de quien niega el sobrepeso que refleja la grasa, los triglicéridos o el colesterol, indicadores que se obtienen por exámenes clínicos. Si bien la estadística no es una ciencia médica, sí es una ciencia social ensamblada desde la matemática que está rigiendo la construcción de las políticas económicas y sociales. El Dane es una institución de más de medio siglo que cuenta con gran credibilidad a nivel internacional y que se ha ido desligando de la politiquería para brindarle a los agentes económicos, locales e internacionales, los datos clave y oportunos para monitorear el rumbo de nuestro país. Uno de los principios para poder avanzar en el desarrollo es aceptar las mediciones, analizar los datos, construirlos, entenderlos y poderlos aplicar, y ese es uno de los caminos que nos muestran las economías de mejores prácticas. Ayer salió el dato del desempleo para marzo y encontramos que para este mes de 2017 la tasa volvió a un dígito, al bajar a 9,7%, pues en el mismo periodo del año pasado la cifra era de 10,1%. En términos reales, 21.932.000 colombianos tienen trabajo, 486.000 personas más que en marzo de 2016. Según el Dane, para las 23 ciudades la tasa de desempleo más baja sigue en el Caribe; Santa Marta (7,9%), Barranquilla y su área metropolitana (8,0%) y Cartagena (9,6%). Por el contrario, las ciudades con la variación de desempleo más alta son: Cúcuta y su área metropolitana (18,3%), Quibdó (17,9%) y Riohacha (16,7%). El desempleo libra, ante la formación de opinión pública, una lucha permanente entre la realidad de las cifras y la credulidad social. Es cierto que aún hay más de dos millones de colombianos sin trabajo y que los empleos formales no crecen al ritmo que todos quisiéramos, pero la realidad es que hay una dinámica laboral descentralizada y que hay más áreas urbanas con variaciones en el desempleo por debajo de los dos dígitos. El reto ahora es que se faciliten las condiciones macroeconómicas y de tasas de interés para que el sector privado pueda generar empleos formales con condiciones de seguridad social, de tal manera que “ser informal” no sea mejor negocio para muchos que prefieren unos pesos más sin pagar impuestos, que tener un trabajo en alguna corporación.