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EDITORIAL

De $644.350 a $683.000, el debate comienza

martes, 20 de octubre de 2015
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La devaluación ha disparado la inflación, entre otras cosas, situación que  preocupa a los empresarios por el incremento del mínimo.

Pocas veces en la historia reciente del país económico, a los empresarios y a los trabajadores les tocará lidiar con una discusión tan desigual frente al incremento del salario mínimo, eso sucederá en muy pocas semanas. Anif, uno de los centros de investigación económica con mayor reputación en sus estudios y análisis, le madrugó al debate y ya dio cifras para empezar el tira y afloje.

Dice el excodirector del Banco de la República, Sergio Clavijo: “en diciembre se estará reuniendo la Comisión Tripartita (Gobierno, empresario y sindicatos) para discutir el reajuste del Salario Mínimo Legal que regirá en 2016. Como es habitual, el desafío consistirá en seguir promoviendo la generación de empleo formal en Colombia, pero manteniendo el poder adquisitivo de los trabajadores colombianos, donde cerca de 60% devengan un salario. La coyuntura 2015-2016 luce particularmente delicada, al menos por tres razones: i) la inflación ha desbordado el límite de 4% y se perfila hacia 6% al cierre del 2015 (inclusive hacia 5,5% la llamada inflación subyacente); ii) el desempleo parece estarse nivelando cerca del valor de largo plazo (Nairu) de 9%, lo cual implica que cualquier exceso en la fijación del salario avivaría nuevamente el desempleo hacia la franja 9,5%-10%; y iii) las negociaciones de paz le ponen ahora un tinte político a dicha fijación del salario, que el Gobierno debe sopesar con gran cuidado para evitar señales de populismo”.

Y concluye diciendo que “el incremento no debería desbordar 6% para 2016, resultante de esperar una inflación en el rango 5,5%-6% y unas ganancias en productividad cuasi-nulas. De ser así, el salario se elevaría de los actuales $644.350 a los $683.000 mensuales”. Una recomendación que ha disparado las alarmas de las centrales de trabajadores que ven en la cifra un atentado contra los ingresos de los trabajadores dado que la inflación (vía importados) está desbordada y no hay mucho indicio de que la situación mejore hasta bien entrado 2016.

Hay un mandato constitucional que obliga a que el Gobierno y las autoridades económicas protejan y velen por el poder adquisitivo de los colombianos, que será uno de los principales argumentos de las centrales obreras para llevar el punto de discusión a un lugar más alto. Hay que ser sensato en estos momentos, pues la cura o solución a los ingresos, propuesta por los sindicatos, puede ser más costosa que la misma enfermedad y llegar a un punto en donde el alza desenfrenada de precios se dispare más con un salario mínimo que sobrepase la propuesta de Anif. El último punto a tener en cuenta en la discusión es que el alza del salario mínimo legal es el que se aplica a todas las infracciones de tránsito y a algunas de las sanciones judiciales.

Lo primordial es que la discusión salarial del mínimo que madrugó este año (con muy buen ojo de Anif) no sea populista.

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