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ANALISTAS

Un metro sin medida

miércoles, 4 de febrero de 2015
La República Más
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Dejemos varias cosas claras: primero, el metro no va a solucionar el problema de movilidad de Bogotá; segundo, el metro constará un infierno de plata y tercero, el metro hay que construirlo. 

Empecemos por el final. Llevamos sesenta años hablando de la construcción del metro de Bogotá sin que podamos avanzar más allá de anuncios de campaña y asesorías millonarias. Desde el gobierno Turbay todos los presidentes se han comprometido con la construcción del metro pero ninguno ha pasado de las buenas intensiones.

Es más, la construcción del metro se ha convertido en la promesa de campaña incumplida más rentable electoralmente de la historia nacional. Por cuenta de la construcción del metro Hernando Durán Dussán fue candidato presidencial, Samper le ganó a Pastrana en Bogotá, Pastrana le ganó a Serpa y Samuel Moreno derrotó a Peñalosa.

El tiquete de entrada a las grandes ligas urbanas del mundo lo da tener un metro. Bogotá está hoy día en el rango de La Paz,  Kinshasa o Tegucigalpa.  Puede que el metro funcione muy bien, como el de Nueva York, Londres o París. O regular como el de Washington. O pésimo como el de Miami. Pero en el imaginario global una ciudad sin metro es una ciudad de segunda, así el metro que se construya no sea sirva para nada.

Lo que me lleva al segundo punto. El metro de Bogotá no será muy útil porque no soluciona el problema de movilidad. Creer que “el trancón” se acaba con la construcción del metro es como creer que la carta astral sirve para mandar un cohete a la luna. La solución a la movilidad urbana, como todos problemas complejos, requiere de soluciones complejas.

Hay que construir autopistas perimetrales, restringir el uso del automóvil, tener sistemas de buses, tranvías y cables, hacer ciclorutas, construir andenes y densificar la ciudad, entre otras muchas cosas. Y además tener un sistema de metro que se demora medio siglo (literalmente) en tener una cobertura suficiente para movilizar a buena parte de la población de una ciudad.

Según Peñalosa la línea de metro propuesta por Petro solo podrá atender 5% de la demanda de transporte de la ciudad y hace las siguientes cuentas: “Los 25 metros más cargados del mundo tienen un promedio de 12.625 pasajeros/km, lo que daría, para 27 kms, 340.870 pasajeros diarios. Por ejemplo, el Metro de Tokio, uno de los más intensamente usados, moviliza 27.915 pasajeros/km. Aun con esa cantidad, los 27 kms de la línea de Bogotá movilizaría 753.695 pasajeros diarios”.

El tercer punto es el costo. Para mover al 5% de los bogotanos en una línea de metro de 27 kilómetros tendremos que invertir la astronómica suma de -$15 billones. Para que se den una idea la primera etapa de las 4G, que implica nueve proyectos con 1.186 kilómetros de obra conectando todo el país, va a costar $11 billones, casi una tercera parte menos. 

Es obvio que las cuentas no dan y es por eso que el gobierno nacional se echó para atrás diciendo que no pone 70% del valor de la obra. Que lo consiga Bogotá o que se haga una APP, dijo el doctor Gaviria, lo cual es una explicación para la galería porque Bogotá no tiene esa plata ni en sueños y una APP es imposible: todos los metros del mundo son subsidiados. 

Pero insisto, el metro hay que construirlo, así sea para que dejen de compararnos con Managua y lo que es más importante para que Peñalosa no siga perdiendo elecciones porque se reúsa a construir el metro. 

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