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Las últimas cifras oficiales y gremiales que hemos conocido sobre la dimensión gigante del contrabando que ingresa diariamente al país, constituye un problema de seguridad nacional pues, no solamente es un generador de violencia y crimen, sino, también, causa principal de la desindustrialización, y un desastre para el sector agropecuario que ve arruinado su esfuerzo por la competencia desleal que genera este flagelo.
Ni qué decir del alto desempleo que en ciudades y campos se da como consecuencia de este delito cometido por verdaderas mafias organizadas.
En reciente informe sobre este fenómeno letal, la Unidad de Información y Análisis Financiero (Uiaf), indica que en el país se mueven $12,7 billones en contrabando, lo que representa según el mismo informe, 1,7% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional. Además, de acuerdo a las cuentas de las Uiaf, en Colombia se lavan $38 billones, de los cuales $18 billones son por narcotráfico, $10 billones por minería ilegal, $6 billones por corrupción, $2 billones por extorsión y $2 billones por otros delitos. Cifras gigantescas que muestran la dimensión abrumadora de nuestros problemas.
No hay sector que impacte la economía que no sufra las consecuencias del contrabando.
La industria de textiles en el país, que a través de su historia ha sido símbolo y realidad de pujanza y progreso con industrias emblemáticas como Coltejer y Fabricato, para no citar sino dos, está sufriendo la peor crisis de su historia gracias al contrabando.
La Policía Fiscal y Aduanera (Polfa) valoró en $62.000 millones el contrabando de textiles incautado el año anterior, lo cual representa 46% de los decomisos realizados por esta entidad, lo que muestra que, los textiles son el producto que más ingresa al país vía contrabando.
La segunda actividad que más se afecta en Colombia por el contrabando es la agropecuaria, en especial los alimentos perecederos.
De acuerdo con un informe de la Cámara de Induarroz de la Andi, se dio a conocer que al país ingresan, en su mayoría proveniente de Venezuela, 20 tractomulas diarias de arroz.
Según la Federación Nacional de Avicultores (Fenavi), a Colombia llegan por contrabando 1.400 toneladas mensuales de pollo que ingresan por Tulcan, Cúcuta, Arauca y Maicao principalmente. Lo propio sucede con el ganado en pie que entra de contrabando por nuestras extensas fronteras con Ecuador y Venezuela.
Para los empresarios de los sectores agrícolas, ganadero y porcícola, el problema que se genera no es solo sobre la competitividad y la caída de los precios internos, sino también sobre los problemas fitosanitarios que esto puede generar. El ganado que entra por Venezuela no está libre de aftosa y una contaminación de estas puede generar un problema mayúsculo en nuestras ventas de carne al exterior.
El año pasado también se incautaron otros productos alimenticios que ingresaron ilegalmente como leche, frutas, azúcar, fríjol, lentejas, maíz, huevos, sardinas, atún, aceite y animales vivos de distintos precios.
En un informe del año anterior, por la Cámara Fedemetal, su director en el marco de la IX feria Expometálica organizada por la Andi expresó: “El Gobierno ha encontrado que hay anormalidad hasta de 50% por debajo del precio y por eso se han puesto medidas compensatorias en productos como grapas, alambres y herramientas agrícolas entre otras, lo que es muy significativo si se tiene en cuenta que los márgenes del sector son de 10%”.
Adicional al contrabando, factores como el alto costo de la energía eléctrica y sus pérdidas técnicas, los precios altos de los combustibles, la falta de infraestructura adecuada en vías, el alto precio de los peajes, la ausencia de cadenas de comercialización eficientes, son factores que sumados al contrabando, contribuyen a agudizar los problemas que hoy vive la industria y el sector agropecuario.
Estamos ante problemas mayúsculos que están causando un desastre en la economía y en la tranquilidad nacional.