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ANALISTAS

Soñar no cuesta nada

viernes, 9 de mayo de 2014
La República Más
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Parafraseando el I have a dream de Martin Luther King, podríamos titular este comentario, para decir que, como todos los humanos, soñamos con un mundo mejor, y para ello, con un mercadeo verdaderamente humano, dirigido a mejorar el nivel de vida de la sociedad, como indicara Paul Manssur hace más de 60 años, como quisieron muchos de los grandes mercadólogos del mundo como Levitt, y desean otros como Kartajayan, Stewan y Hessekiel, entre muchos.

Por eso, soñamos con el día en que todas las empresas colombianas, que es nuestro caso, entiendan y apliquen el marketing verdadero, haciendo uso adecuado y efectivo de todas y cada una de las herramientas que se utilizan en su aplicación, que no genere dudas, que no engañe, que no trabaje bajo la confusión.

Soñamos con un mercadeo que haga uso de una comunicación (publicidad básicamente)  efectiva, pero que sea leal, sincera, que diga las cosas como debe decirlas, sin lugar a malos entendidos ni a reclamaciones por falta de claridad.

Un marketing que sea orientado por verdaderos mercadólogos, personas formadas como tales, respetuosas de los valores, la ética y la moral; que forme e impulse los valores que se requieren en una sociedad que parece haber perdido todas las bases de un comportamiento con sentido humano.

Soñamos con un mercadeo que entienda que para formar comportamientos no hay que hacer uso de trucos ni fuerzas extrañas para alcanzar los objetivos planteados por las directivas de las organizaciones. Con una sociedad que, como consecuencia de las acciones mercadológicas de todas las organizaciones del país, observe los comportamientos que se generan con una verdadera actividad con sentido social.

Soñamos con unos medios que, con el free press, sepan transmitir lo que se debe, para que las organizaciones de las cuales hacen comentarios, puedan estar tranquilas porque las cosas no se tergiversan, y unas agencias que sean formadoras y sostenedoras de estímulos adecuados.

Un mercadeo que tenga en las redes sociales y lo digital, verdaderos apóstoles de las organizaciones, siendo ellos (los apóstoles) los clientes, los proveedores, y la sociedad en general.

Soñamos con una interacción permanente, entre todos los que hacen parte del mercado, basada en la confianza, el respeto y la participación adecuada en los procesos que forman y mantienen los mercados.

Un mercadeo que actúe con base en el diálogo, el análisis, la investigación, y los parámetros de competencia adecuados y efectivos para mejorar siempre la calidad de vida de todos y cada uno de los ciudadanos, que ayude a lograr la verdadera convivencia y la integración que ha sido ideal de los verdaderos líderes de nuestro país.

Soñamos con que los elementos de la mezcla mercadológica sean verdaderos y efectivos estimuladores de acción, sin necesidad de abusar de las promociones de ventas y de las “carretas” de los vendedores para lograr lo que las organizaciones desean.

Un marketing que genere clientes leales, conocedores, respetuosos, sin necesidad de campañas que hagan cuestionar y poner en tela de juicio lo que se hace, sin que se tenga que acudir a discusiones, tutelas y, en fin, al uso de las alternativas de tipo legal porque todo se pueda hacer con tranquilidad, confianza y facilidad.

Un mercadeo que facilite las cosas en lugar de hacer que todo sea cada vez más complicado, sin que se tenga que buscar ayuda extra para que se cumplan los compromisos que se adquieren con las ofertas que se hacen, siendo todo claro y bien comunicado.

En fin, muchas cosas más soñamos, pero que no sea, como dice la canción, “soñar y nada más”, que no nos ocurra lo que al líder negro, quien murió sin ver realizado el sueño de su vida.

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