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¿Será el momento para un ‘Plan Centro América’?

miércoles, 1 de agosto de 2012
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Han pasado 12 años desde que el Plan Colombia fue implementado y, teniendo en cuenta que al programa le queda poco tiempo, algunos están pidiendo un plan de ayuda similar para Centro América, la zona cero más reciente en la “guerra contra las drogas”.

Mientras que los colombianos son responsables por la transición de su país, el Plan Colombia, que en el 2012 había acarreado alrededor de US$ 8.000 millones en ayuda militar y policial del gobierno de EE.UU., ha jugado un papel importante en el fortalecimiento del aparato de seguridad del país y su sistema judicial.

A pesar de sus éxitos en Colombia, el plan no hizo mucho para reducir el tráfico de drogas o de producción de cocaína en las Américas. Lo que está ocurriendo en América Latina se conoce como el “efecto globo”--al apretar un área la presión se acumula en otro lugar, hasta que todo estalla.

Colombia a finales de los 90 atrajo una mayor presión interna y externa a los productores y traficantes de drogas del país. Gran parte del tráfico de drogas se trasladó de Colombia y el Caribe a México, mientras que la producción se desplazó a Perú y Bolivia. La campaña contra narcotraficantes y pandillas en México que comenzó durante el 2006 bajo la administración de Felipe Calderón, ahora ha desplazado tanto a narcotraficantes como a la violencia que los acompaña, a Centro América.

De acuerdo con el Centro Woodrow Wilson, un think tank ubicado en Washington, la región no ha llamado tanto la atención internacional desde las guerras centroamericanas de la década de 1980.

El comercio de drogas ha convertido a América Central en el lugar más violento del mundo. Honduras, con una población de 8,3 millones de personas, tuvo la mayor tasa mundial de asesinatos durante el 2010, con 82,1 homicidios por cada 100.000 habitantes, muy por encima de los 57 homicidios por cada 100.000 habitantes que reportó durante el 2008. El país vecino de El Salvador tuvo 66 asesinatos por cada 100.000 habitantes durante el 2010. En comparación, Colombia tuvo 33 por cada 100.000 y los EE.UU. 4,7 por cada 100.000.

En un reciente artículo en Americas Quarterly Michael Shifter argumenta que las lecciones del Plan Colombia se pueden aplicar a Centro América, en particular a los tres países del Triángulo del Norte: El Salvador, Guatemala y Honduras.

Shifter escribe que: “El Plan Colombia demuestra que es posible realizar con éxito una participación sostenida, destinada a reducir los niveles altos de violencia e inseguridad en otro país”.

Un plan de EE.UU. para reforzar las fuerzas de seguridad de Centroamérica y fortalecer las instituciones judiciales y de gobierno tiene el potencial de tener un impacto significativo y evitar que los gobiernos de Honduras, Guatemala y El Salvador colapsen. Una mayor formación e inversión fortalecerían y ampliarían las fuerzas de policía, mientras que una mejora en los sistemas judiciales ayudaría a acabar con la impunidad y mejorar la confianza en el gobierno. Esta no es una tarea fácil, pero el Plan Colombia demuestra que es posible.

¿Sin embargo, es viable? Shifter comenta que la legislación para el Plan Colombia fue aprobada antes del atentado del 11 de Septiembre en un momento en que el gobierno de EE.UU. gozaba de un superávit fiscal. Las cosas son obviamente muy diferentes en este momento en Washington y no puedo imaginar al Congreso polarizado de los EE.UU. unido apoyando un nuevo paquete de ayuda de mil millones de dólares para la región. Además, el efecto globo sugiere que incluso si un programa se dirigiera a los países del Triángulo del Norte, la violencia sólo se extendería hacia el sur a Costa Rica y Nicaragua.

Algo tiene que cambiar. Varios gobiernos de América Latina, como Uruguay, están tomando el asunto en sus propias manos y contemplando la legalización o despenalización de las drogas. Para que esto sea eficaz en Centro América sin embargo, la despenalización o legalización tendría que ser apoyada por una mayor seguridad e instituciones judiciales. Los EE.UU. todavía tiene un papel importante a jugar aquí. Mientras tanto, la presión en la región sigue creciendo; esperemos que algo se haga antes de que explote la burbuja.

(*) Editor de Economía de Noticias Univisión

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