.
ANALISTAS

Más allá de los titulares

miércoles, 4 de septiembre de 2013
La República Más
  • Agregue a sus temas de interés

El Foro Económico Mundial, FEM, acaba de publicar el Índice de Competitividad Global, 2013-2014, y Colombia ocupa nuevamente la posición 69 entre 148 países, la misma del año pasado, y muy cercana a la obtenida en años anteriores. 

El que Colombia se mantenga estancado en la misma posición durante años, al tiempo que Brasil, México, Perú, Panamá y Ecuador logran saltos importantes, lleva necesariamente a preguntarse dónde están los grandes cuellos de botella que impiden el progreso, y a replantear, si fuera necesario, la estrategia utilizada hasta ahora para superarlos.

Colombia es un país de ingreso medio y como tal, no solo debería haber superado los requerimientos básicos de cualquier economía para competir -instituciones, educación básica y salud, infraestructura y manejo macroeconómico-, sino que además debería estar trabajando en los dinamizadores de eficiencia para ser cada vez más competitivo.

Paradójicamente, es precisamente, en los pilares de requerimientos básicos, en los que está más atrasado. En el pilar de Instituciones, por ejemplo, que mide la calidad de las entidades públicas y privadas para el buen funcionamiento de la economía, es en el que el país ocupa la peor posición. En éste, se destacan por su mal desempeño, además de la carga que representa la regulación y la mala percepción con respecto al uso de los recursos públicos; la inoperancia de la justicia, la corrupción, la falta de confianza en la clase política y la necesidad de reforzar el comportamiento ético de las empresas.

Relacionado con la calidad de las instituciones, está el pésimo desempeño en los pilares de Salud y Educación Primaria, así como en el de Infraestructura.  Si bien ha habido avances en cobertura bruta de educación, lo cierto es que la neta es aún baja para los requerimientos del país. La calidad es también mala, explicada en buena parte por el bajo nivel de los maestros, producto de la mediocridad de las instituciones que los forman, y del Estado Docente que impide que sean evaluados.

La infraestructura, a pesar de todos los diagnósticos avanza poco, y debido a la corrupción y la debilidad institucionalidad, los proyectos que salen adelante terminan valiendo el doble. 

De otra parte, al país le va mejor en los pilares dinamizadores de eficiencia, con excepción del pilar de Eficiencia del Mercado de Bienes.

Según el Índice, Colombia es un país cerrado, aislado de los mercados externos, con un bajo nivel de importaciones y exportaciones respecto al PIB, barreras al comercio y alto costo de la política agrícola. Igualmente, la alta tasa impositiva es un gran desincentivo para la inversión.  

Por último, hay que mencionar los malos resultados en el pilar de Innovación, particularmente en la capacidad de innovar, la calidad de los Centros de Investigación y la inversión privada en Investigación y Desarrollo.

El mejoramiento de la competitividad requiere del trabajo coordinado entre las entidades del Estado, todas con una misma agenda y metas claras. También de voluntad política para tomar decisiones, que aunque difíciles y costosas, darían lugar a mejoras significativas. El Congreso y las Cortes juegan un papel fundamental y su compromiso con la competitividad es una prioridad. 

Conozca los beneficios exclusivos para
nuestros suscriptores

ACCEDA YA SUSCRÍBASE YA