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ANALISTAS

Los productos no hacen mercados

sábado, 27 de febrero de 2016
La República Más
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Así como se dice que el hábito no hace al monje pero le ayuda mucho, en mercadeo hay que entender que el producto no hace el mercado, pero es parte importante del proceso. 

Es frecuente escuchar a personas que están en el mundo del mercadeo, y fuera de él, afirmando que un muy buen producto es suficiente porque los clientes se dan cuenta de ello y lo aceptan, garantizándose así la generación de los clientes.

A esta creencia, errada, y a esas personas que de esta manera piensan, hay que recordarles que el mercado actual es globalizado por lo que las cosas han cambiado, están cambiando y seguirán haciéndolo, y mucho, y que la competencia y la evolución no solo tecnológica sino la que se refiere al comportamiento de los seres humanos, así lo “exigen”. Además, que las comunicaciones y los medios se han incrementado de manera hasta absurda.

La constante del cambio, de la que tanto se ha hablado, y la evolución de los ambientes, hacen que se requiera de un proceso logístico más complejo, y dentro de él, de un sistema de comunicaciones que no solamente informe, sino que, con contenidos adecuados genere el posicionamiento competitivo efectivo, y muy importante, se trabaje por el mantenimiento de los niveles de interés de las personas, estimulando sensorialmente de manera continua, tendiendo cuidado de no cansar.

De poco o nada sirve tener un producto excelente si no se ha trabajado un proceso de segmentación adecuado y la mezcla no se considera como un componente de variables que son las que ejercen influencia en el proceso de toma de decisiones.

Cuando la realidad de los mercados, y la globalización de los mismos, presentan una oferta mayor que la demanda, como ocurre en la mayoría de los sectores, y todos los productos (más del 90% de los existentes) no han generado una diferenciación valorada por los clientes, haciendo que el precio sea el diferenciador principal, además de que la mayoría funcionan bien, se necesita trabajar bajo el concepto de la mezcla de mercadeo, de la que hablaron los profesores de Harvard Neil Borden y James Culliton, entre muchos otros, quienes identificaron variables que influenciaban el comportamiento de las personas al tomar decisiones, de una parte, y Jerome McCarthy, de otra, cuando propuso las famosas “cuatro Pes”, que han servido para que no pocos académicos, y hasta prácticos, discutan, de manera bizantina, sobre la cantidad de las mismas (las Pes), como desconociendo la fundamentación de la teoría (combinación de las variables controlables para mantener una estimulación e interés con la efectividad adecuada), se necesita aceptar y entender que es un conjunto de elementos los que se necesita trabajar para que el mercado se desarrolle y mantenga adecuada y efectiva y activa.

Si bien es cierto que todo nace de la esencia del producto que se ofrece (resultado de un proceso que busca satisfacer necesidades y/o deseos de las personas), también hay que considerar que cuando la cantidad de medios que existen, de mensajes comerciales que día a día estamos expuestos a recibir, y la realidad de la efectividad de las comunicaciones del mundo actual, hay que hablar, hacerse sentir y recordar para poder llegar a las mentes de las personas y alcanzar el posicionamiento competitivo de manera que se logren los niveles de éxito que se pretende.

Lo que no se puede discutir es que si el producto no es de óptima calidad para el mercado objetivo, no habrá mezcla que logre clientes, y mucho menos que sean leales.
 

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