La revista The Economist publicó recientemente un artículo con el mismo título de esta nota. Por su interés, los comentarios a continuación se basan en dicho artículo.
Estonia es una república que bordea al costado oriental del mar Báltico, al norte de
Europa. Su capital es Tallinn, con medio millón de habitantes. Su extensión es de exiguos 45.000 kilómetros cuadrados. Su población registra 1,3 millones. Su ingreso per cápita alcanza los 16.000 dólares por año, frente a los 7.000 de Colombia.
Cuando recobró su independencia en 1991, tras el colapso de la Unión Soviética, era un país miserable, con menos de medio teléfono por familia. Se rumora que la única comunicación con el mundo exterior se efectuaba por medio de un teléfono finlandés de contrabando instalado en el jardín del ministerio de relaciones exteriores.
Dos décadas después emerge Estonia como líder mundial en tecnología. Ostentan el mayor PIB por persona entre las exrepúblicas soviéticas. Sus expertos en computadoras desarrollaron el código sobre el cual se basa hoy Skype, lo vendieron luego a eBay en 2005 por 2.600 millones de dólares. “Mosaic” el primer navegador de uso popular en internet también lo inventaron ellos.
En 2007 figuraron como el primer país del mundo en permitir una elección general en línea, sí, por computadora sin necesidad de acudir a los puestos de votación. Los registros de propiedad raíz están todos en línea.
En 1998 ya habían equipado con computadoras todas sus aulas de clase, y en el año 2000 declararon el acceso a internet como uno de sus “Derechos Humanos”. El Wi-Fi opera en todos los rincones. Su “gobierno es electrónico”, sin papelería oficial, sin sellos de caucho, sin arrumes amarrados con pitas… Todos tienen sus historias médicas archivadas en la nube. Los parqueaderos se pagan por medio de los teléfonos móviles. El dinero en efectivo poco circula, con las transferencias electrónicas lo reemplazaron.
Elaborar una declaración de renta toma cinco minutos, porque ellos simplificaron este impuesto, contrario al galimatías de Colombia para 2014. Allá no existen los formularios para declarar. Usted digita su código y le aparece un formulario ya prellenado por el Estado. El contribuyente se limita a aprobar o a negar las cifras que ha recogido el sistema tributario bajo su código.
El Banco Mundial reconoce que 14.000 nuevas empresas se registraron en Estonia en 2011. Fundar una empresa allí tarda horas, no meses como por acá. Las industrias de alta tecnología les aportan cerca del 15% de su PIB. En Tallinn existen 150 compañías de alta tecnología. Cuando en los años 80 todos los jóvenes anhelaban ser estrellas de rock, todos quieren a la fecha ser empresarios.
