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ANALISTAS

¿Culpa de quién?

lunes, 16 de septiembre de 2013
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Cuando los colombianos observamos por la televisión los crímenes de los vándalos durante las marchas de las protestas campesinas, cuando los veíamos bloquear las vías, herir policías y civiles, saquear y arrasar los modestos negocios que les servían a numerosas familias para sobrevivir, nos preguntábamos por los responsables de estas tragedias.

Inculpan algunos a las Farc y a la Marcha Patriótica del vandalismo que incitaron entre estudiantes y desocupados. En este señalamiento tienen toda la razón, porque estoy seguro de que no existió  iniciativa campesina en los actos de vandalismo.

Sucede, esto sí, que una protesta que incorporó paperos, lecheros, arroceros, cafeteros, transportadores… no pudo ser motivada solamente por las Farc. Ellos no disponen de tan vastos poderes como para causar tan nutrida solidaridad. Los instigadores se aprovecharon de una inconformidad preexistente derivada del manejo deficiente de la economía y la explotaron con facilidad.

El abandono del campo por parte de los gobiernos comenzó desde hace décadas por  el asedio permanente de las guerrillas y demás grupos armados, los cuales promovieron y promueven hoy los cultivos ilícitos, en especial, en las zonas de reserva campesina en pleno desarrollo ahora con el presidente Santos. Estas reservas figuran dentro de las estrategias para tomarse el poder del Foro de San Pablo.

A esto se sumó la carencia de vías de comunicación intermunicipales, de acueductos, de alcantarillados, de internet y de oportunidades de empleo… Y para rematar, optamos por la “esplendorosa” elección popular de incontables gobernadores y alcaldes incompetentes. 

Estiman ciertos analistas que el descontento proviene de los Tratados de Libre Comercio, –TLC.   En mi opinión estos tratados son neutros, no son ni buenos, ni malos. Sus efectos estarán estrechamente ligados  a que exista en Colombia una tasa de cambio ligeramente devaluada y con un piso inferior móvil, ascendente, para incentivar nuestras exportaciones y con el fin de  amortiguar las competencias desleales contra la producción doméstica con monedas manipuladas. 

Participan los ministerios de Agricultura, Hacienda, la Dian y la Junta Directiva del Emisor de las causas del descontento encabezado por el agro,  por la vía de su incompetencia ante la revaluación o apreciación del peso colombiano, la cual está potenciada por los subsidios agrícolas de los países ricos, el contrabando y demás sinvergüencerías nuestras.  Estas autoridades sí han logrado controlar el costo de vida de los colombianos; pero ¿facilitando acaso la importación y el contrabando que compiten hasta por del devastador 20% del mercado de algunos de los alimentos básicos que consumimos hoy?

Numerosos problemas vienen del pasado, ciertamente.  Pero el presidente Santos ha dilapidado durante tres años la gobernabilidad que les “compró” a los congresistas. En lugar de resolver los problemas se nos han acentuado casi todos. Los resultados adversos de la encuesta Gallup contra su mandato son algo así como el examen de laboratorio que confirmó que el cáncer nos hizo metástasis en los últimos años y que será harto difícil combatirlo.  

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