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Claro que SÍ

viernes, 16 de septiembre de 2016
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Ante la pregunta del plebiscito: ¿Apoya usted el acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera?”, cada quien es libre de responder lo que su conciencia le diga. Cada persona sopesará los pros y los contras al responder SÍ o NO y lo ideal sería que cada persona votara con libre albedrío. Las opiniones en pro o en contra son valederas siempre y cuando se tengan argumentos sólidos.

Pero, más allá de una lectura cuidadosa de las 297 páginas del acuerdo final, pensemos en las repercusiones de la Paz en Colombia con las Farc para nosotros y para las siguientes generaciones, pero más importante para los millones de familias humildes afectadas por la violencia.

Las Farc comenzaron su accionar en 1964. Desde ese momento hasta la fecha ha habido cerca de 300.000 muertes y más de 6 millones de desplazados. El 95% de las muertes ha sido de personas humildes y casi 100% del desplazamiento forzado es de familias pobres de las zonas rurales más apartadas de Colombia. El drama social es incuantificable, y desde la cómoda Bogotá ni lo podemos imaginar. 

La violencia hace que los salarios de las personas ajenas a la misma, en las zonas apartadas de Colombia, sean de miseria. Pensemos en la cantidad de personas humildes y trabajadoras que podrán retornar a sus tierras para trabajarlas con salarios dignos. 

Pensemos además que vamos a votar contra el pasado y por el futuro. El acuerdo es el presente pero sin este el futuro es incierto para millones de personas. Seguramente las personas que más han sufrido por la violencia serán las primeras en votar por el SÍ, porque les cambiará la vida para bien.

Al votar por el NO, estaremos votando en el presente, a favor del pasado violento y en contra de un futuro más promisorio para gran parte de la población rural y humilde de Colombia. Pensemos no en nosotros, ni en la suerte de los actuales guerrilleros sino en la inmensa población pobre afectada por la violencia en el pasado pero con un futuro más claro.

Todos los países desarrollados, incluidos los de la Ocde, están a favor  de la Paz en Colombia porque saben que Paz es sinónimo de desarrollo económico en las zonas rurales más apartadas de Colombia. La violencia además de muerte y desplazamiento, también es subdesarrollo y apropiación de tierras y recursos del sector rural.

Como bien lo dice Absalón Machado en: “La cuestión Agraria en Colombia: tierra, desarrollo y paz”, y lo cito textualmente ”El problema de la tierra y el territorio en Colombia es de difícil definición ya que está compuesto por varios elementos y procesos complejos e interrelacionados, a saber: la concentración y el acceso inequitativo a la tierra; conflictos por el uso del suelo; el despojo y abandono de la tierra generado por actores violentos pero también por el mercado; el poder fundamentado en su propiedad, la violencia e ilegalidad; la tierra tomada como factor especulativo y de baja tributación; el uso de la misma como instrumento de guerra y el lavado de activos de capitales ilícitos; la alta informalidad en cuanto a la tenencia de la tierra; y la falta de un sistema de información moderno y actualizado de catastro”.

Al votar por el NO, estaremos votando por la perpetuación de todos los problemas anteriores que afectan a millones de personas humildes de lado y lado. Al votar por el SÍ estaremos votando por la búsqueda y solución de los mismos. Por eso hay que votar por el SÍ, claro que SÍ.

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